Minuta Agropecuaria | 25 Abr 2022
Investigación en el campo, precisamente para el impulso de la producción de caraotas, está propiciando el sector privado de la mano de la Confederación de Asociaciones de Productores Agropecuarios (Fedeagro) y el Centro Internacional de Agricultura Tropical (Ciat).
Es así, que luego de dos décadas sin producción de semilla certificada en Venezuela, se espera en unos dos meses, obtener los primeros lotes, mismos que están ubicados en Mérida y están siendo atendidos por un productor experto en el cultivo de caraotas, registrado ante la Comisión Nacional de Semillas (Conasem).
El proyecto de producción de semilla certificada, inició meses atrás con la evaluación en campo de 12 materiales traidos de Colombia, y que fueron establecidos en distintas condiciones climáticas y de altura en Venezuela.
«Se evaluaron en 4 localidades, una manejada por la Universidad Central de Venezuela (UCV) en Maracay, otra llevada por Asoportuguesa en un campo ubicado en Santa Rosalia, así como Anca en Araure y Pai en Turen. De las 12 variedades, 10 venían de Colombia y 2 fueron proporcionada por la UCV. Se evaluó morfología de la planta, rendimientos, resistencia a enfermedades, entre otros aspectos», explicó Daniel D’Orazio, directivo de tecnología e innovación de Fedeagro.
«En casi 20 años no se produce investigación de este rubro en el país. Por las condiciones económicas fue preferible traer semilla importada con un costo mucho menor que producirla aquí en Venezuela y trajo como consecuencia que se parara la investigación» dijo D’Orazio, encargado del proyecto.
Tras este panorama, surgió la iniciativa y luego de la evaluación, se estableció una siembra de 2 hectáreas con los mejores materiales seleccionados para la multiplicación, en los que se esperan rendimientos mayores a los 4 mil kilos por has.
«La ventaja es que en Merida se puede multiplicar mínimo tres veces en un año y con esas dos hectáreas se va a producir semilla entre 9 y 10 toneladas en total para aumentar a 10 o 15 hectáreas la segunda tanda de multiplicación y así sucesivamente», indicó.
Producción «baja»
Aunque actualmente no se contabiliza la producción de caraotas, se estima no llegue al 10% de las necesidades y se importe el 90% de países como Argentina
«La producción no está cuantificada porque no hay siembra a gran escala. La única es la que se da en Chabasquen, Biscucuy, mientras que en zonas altas de Barinas, Merida y Yaracuy, existen parcelas muy pequeñas», indicó
Resistente a enfermedades
La caraota criolla es susceptible a un hongo denominado «macrofonima», el cual seca la planta por completo, por lo que se busca que sea resistente a enfermedades, así como a sequía y con calidad para la alimentación con un mejor nivel de nutrición, mayores vitaminas y minerales.
La «macrofonima» se presenta mayormente en la región de los Llanos donde se produce la caraota de forma extensiva, mientras que en la zona de los Andes no se manifiesta tanto la enfermedad pero las áreas son más pequeñas y la producción es más baja
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El dirigente agrícola, aclaró que luego de determinar los mejores materiales y cumplir con la multiplicación, la semilla genética será entregada a las casas comerciales y semilleristas del país, «ellos serán los encargados de multiplicar los materiales a gran escala y a través de casas comerciales ofrecerles al productor».
Mireya Moya.-