Fedeagro alerta que acuerdo del precio de maíz ha sido «ignorado» por la industria

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El acuerdo alcanzado entre agricultores y la agroindustria referente a una banda de precios a nivel del productor, entre 0.36 y 0.38 $ por kilogramo de maíz, ha sido «ignorado» por los industriales. Asi lo alertó la Confederación de Asociaciones de Productores Agropecuarios de Venezuela (Fedeagro), señalando que los precios están muy por debajo de los acordados y con pago en bolívares, «resultando una singular anarquía».

El precio al productor de maíz en los últimos tres años, -afirman- ha venido cayendo sistemáticamente; en efecto, la industria que mejor pagó el maíz recibió en sus plantas a 0,40 $/kg en 2021, 0,36 $/kg en 2022 y 0.34 $/kg en 2023, el resto empresas pagaron por debajo de estos montos.

«Los productores de maíz han expresado su inconformidad con esta situación. En Fedeagro hemos venido alertando a las autoridades públicas sobre el problema y el recién nombrado ministro de agricultura (Menry Fernández) inició su gestión convocando a representantes de los agricultores e industriales a reuniones para alcanzar acuerdos», dice un escrito de la organización, donde además sugieren al gobierno actuar y llamar la atención de la industria.

«De no tomar en cuenta este llamado, instrumente las acciones que tiene a su disposición: aranceles, contingentes OMC, precios de sustentación, exoneraciones, cupos, entre otros.

Entre los planteamientos, que han sido permanentes sobre el tema, se encuentra adoptar el costo alterno de importación como precio referencial para el mercado interno, «aplicando un sistema de estabilización de precios de importación que implique derechos variables adicionales si el precio internacional se ubica por debajo de un precio piso y descuentos arancelarios si el precio internacional se ubica por encima del precio techo de una franja construida con mediciones periódicas del mercado internacional».

Asimismo, la creación de un fondo para el desarrollo del maíz que pudiera compensar las caídas de precios internacionales, la agricultura de contrato, previa a la siembra, y acuerdos de competitividad entre los actores de la cadena agroalimentaria de este cereal.

«Como quiera que la implantación de estas propuestas requiere un tiempo de maduración y la cosecha de maíz ya se inició, y si el gobierno considera mantener los precios a nivel del consumidor, proponemos subsidiar el consumo, en cabeza de actores distinto a los agricultores y evitar el perjuicio que está impactando negativamente a los productores de maíz», afirma Fedeagro en la voceria de su presidente, Celso Fantinel.

Siembra a ciegas

En el documento, Fedeagro señala que en Venezuela, el agricultor de maíz, siembra a ciegas, sin conocer el precio al cual va a vender y sin tener ninguna influencia en ese precio. Una hectárea de maíz en este ciclo superó los 1.500 dólares y este costo supone obtener un rendimiento de 4.000 Kg/ha, superior al promedio nacional, para alcanzar el punto de equilibrio.

Para esta cosecha, una de las mayores industrias anunció pagar en 0.315 $/kg, «si se llegara a materializar el precio ofrecido y el productor alcanzara 4.000 kg/ha (por encima del promedio nacional) obtendría 1.260 $/ha, perdiendo 240 $/ha. y solo sobrevivirían los agricultores elites con altos rendimientos debido a que el productor, distinto al industrial, no puede trasladar el crecimiento de sus costos al precio de su producto (se lo impone la agroindustria)», explican.

Evolución

Para el gremio cúpula de las asociaciones de productores del país, la producción de maíz, entre 1998 y 2008, mostró un ritmo de crecimiento acelerado, en el año 2008 se obtuvo la producción récord histórica (2.995.000 t, según MAT).

A partir de ese año se inicia un descenso sostenido hasta el 2019, cuando se producen 450.000t (cifra Fedeagro), equivalente a la producción registrada seis décadas atrás.

«A partir del 2020 la producción detuvo la caída y evolucionó alcanzando en 2023 una
producción de 1.033.000 toneladas (cifra Fedeagro). La liberación de controles, el acceso a insumos importados, un régimen de lluvias favorable y la tenacidad de los agricultores venezolanos se conjugaron para obtener los resultados del último cuatrienio», mencionan.

La producción interna, cubre alrededor del 34% de la demanda de la industria de harina precocida y de alimentos balanceados para animales, debiendo recurrirse a las importaciones para satisfacer el consumo aparente nacional en los dos tipos de maíces que se produce, blanco y amarillo. (Mireya Mireya Moya)

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