Minuta Agropecuaria | 31 Agosto 2023
Caficultores agrupados en la Unión Nacional Caficultora de Venezuela (Unacafev), se concentraron este miércoles, 30 de agosto, en la Redoma de Araure, para exigir un “precio justo” y acorde a los costos de producción, que se ubican entre 180 y 220 dólares por quintal y que, por el contrario, -aseguran-, la agroindustria quiere cancelarlo a $120.
Félix Jimenez, caficultor del municipio Andrés Eloy Blanco, estado Lara, aseguró que las agroindustrias «solo han boicoteado los acuerdos de la mesa de diálogo y los precios (…) no es posible que ellos tengan más ganancias que nosotros que estamos en el campo».
Comentó que el quintal lo quieren cancelar en $120. “Los productores nos vamos a la quiebra con este precio, por eso exigimos pacíficamente reconsideren el precio que pretenden pagarnos».
Asimismo, Luis Horacio Durán, productor del municipio Biscucuy en Portuguesa, manifestó que la industria se niega a aceptar los acuerdos, por lo que se declaran en emergencia permanente.
Los caficultores exigieron la publicación de la nueva gaceta, donde se establecen los parámetros para que la industria reciba el café, además de que se controle e investigue el contrabando del rubro, para conocer quién permite la entrada de gandolas y camiones cargados de café.
«Exigimos políticas públicas hacia el sector cafetalero, asistencia técnica, financiamiento, vialidad, garantizar un buen sistema de salud, educación y seguridad, combustible, para secar y bajar el café del cerro», dijeron.
Los voceros recordaron que, desde noviembre del año 2022, han mantenido reuniones con la Corporación Venezolana del Café (CVC), funcionarios del Ministro de Agricultura y Tierra, y las empresas procesadoras, para analizar y acordar precios, pero “la agroindustria nunca respetó los acuerdos».
Se supo que, al finalizar la concentración en la Redoma de Araure, los caficultores se dirigieron a dos de las principales torrefactoras ubicadas en el municipio. En una de ellas, alegan los productores, no tuvieron una buena atención y solo los recibió un empleado, mientras que en la otra, le dieron esperanzas y organizarán una reunión para plantear sus necesidades.
Mireya Mireya Moya.-