La rabia, la brucelosis, la hidatidosis, la encefalitis equina, la gripe aviar, la tuberculosis y la leishmaniasis visceral son algunas de las más de 200 zoonosis conocidas, y afectan tanto a animales salvajes como a animales de producción -bovinos, caprinos, porcinos, aves- y también a los animales de compañía como gatos y perros.
La brucelosis está entre las zoonosis más desatendidas. Con una tasa de notificación especialmente baja en humanos, su incidencia es 5 veces mayor que la reportada oficialmente (OMS 2015). Frecuentemente poco conocida por los profesionales de la salud, es subdiagnosticada y, por ende, posee bajas tasas de notificación. Aunque la tasa de mortalidad en humanos es reducida, la enfermedad puede provocar discapacidad grave en las personas afectadas, con un importante impacto en la salud pública.
El Centro Panamericano de Fiebre Aftosa y Salud Pública Veterinaria proporciona cooperación técnico-científica a los países de la región de las Américas apoyándolos en el desarrollo y fortalecimiento de los programas de prevención, control y eliminación de las principales zoonosis que impactan en la salud humana.
Día de la Zoonosis
La OMS designó el 6 de julio como el Día Mundial de las Zoonosis, en conmemoración a la primera vacuna antirrábica aplicada por el científico francés, Louis Pasteur, al menor Joseph Meister, a quien le salvó la vida. El niño de 9 años había sido mordido por un perro infectado por rabia.
Las zoonosis son enfermedades infecciosas transmitidas de animales a personas. La transmisión se produce de manera mayoritaria por vía directa, es decir, por contacto con los propios animales. Aunque, las infecciones pueden llegar también por vía indirecta, generalmente a través de insectos, arañas y otros artrópodos, como las garrapatas o las pulgas o mediante los alimentos, el agua o el medio ambiente.
Son responsables por 2.400 millones de casos de enfermedades humanas. Por tanto, mecanismos de prevención como la bioseguridad o la vacunación de los animales son herramientas indispensables para reducir el riesgo de contagio. Incluso algunas zoonosis, como la rabia, se pueden prevenir al 100% mediante la vacunación.
De los 1.415 patógenos humanos conocidos, 863 son compartidos con los animales. Además, el 75% de las enfermedades emergentes, como el Ébola, el VIH o el Covid-19, tuvieron origen en un reservorio animal.
Las enfermedades zoonóticas no sólo representan un grave problema de salud pública, sino que tienen también un gran impacto socioeconómico, ya que afectan a la producción y el comercio de productos de origen animal destinados a la alimentación y otros usos. Más del 20% de las pérdidas en la producción animal a nivel global se deben a enfermedades animales.
El aumento de la propagación de las zoonosis puede estar, en parte, relacionado a la modernización de las prácticas agrícolas, particularmente en las regiones más vulnerables; a la destrucción del hábitat; la deforestación; el cambio climático y consecuentemente a un mayor contacto entre humanos y animales, incluyendo los silvestres.
La salud de los animales, de las personas y del medio ambiente son interdependientes y están vinculados. Por este motivo, las enfermedades zoonóticas deben abordarse de manera global, interdisciplinar e integrada desde el enfoque de «Una sola Salud», con la intervención y colaboración de equipos profesionales de salud pública, animal y ambiental.