Minuta Agropecuaria.-
Elocuente, sencillo, dedicado es cómo podemos describir a Alfonso Morales, un joven productor agrícola de Bailadores en el estado Mérida, que a través de las redes sociales y con más de 20 mil seguidores entre Twitter e Instagram, difunde el trabajo del campo
La pandemia por el Covid-19 que inició hace un año, en el 2020, impulsó a este joven a trabajar en el campo, ya que desde pequeño ha estado relacionado con la labor agrícola, actividad que su padre y abuelo realizan en su tierra natal
Nace la idea de sembrar
Los primeros casos de covid-19 en el país llevaron al cierre de todo tipo de instituciones académicas y en ese entonces Alfonso se encontraba trabajando como docente de psicología en la Universidad de los Andes.
A medida que eso ocurría, el merideño buscó alternativas laborales y es así como nace la idea de dedicarse a la siembra y mostrar el agro en sus redes sociales.
A través de sus relatos, nos muestra siembras y cosechas de diversos cultivos, como cebollín, zanahoria, calabacín, tomate, papa. Él junto a su padre siembran todos los rubros de hortalizas y verduras.
Espíritu guerrero
Para el joven, los agricultores necesitan de “un espíritu guerrero”, para continuar sembrados en la tierra y aportar los alimentos que tanto necesitan los venezolanos
“En estos momentos difíciles para el agro, necesitamos apoyo, financiamientos y nuevas tecnologías, entre tantas dificultades; los productores no tenemos semillas, abonos, fertilizantes, la falta de combustible para los tractores, los motores de fumigar y las motos para poder asistir las cosechas, pero en medio de todo estás dificultades seguimos apostando por el agro nacional, por el agro andino”, dijo
Alfonso invitó a los agricultores a que sigan sembrando y apostando al país, Venezuela, es una tierra Bendita se da todo “lo que siembras lo cosechas”, productores no pierdan las esperanzas.555
Del seminario al campo
Alfonso se formó con los padres eudistas en la congregación de La Tahona, municipio Baruta del estado Miranda, y en el seminario de San José de El Hatillo, sin embargo para cuidar su salud se retiró de este noble oficio
Estudio tres años de filosofía y cuatro de teología en el seminario de la entidad andina. Su fe aún lo acompaña y su amor y profunda devoción a Dios lo continúa reflejando en sus historias y relatos.