Minuta Agropecuaria | 05 Abril 2022
Se ha estudiado desde hace décadas las relaciones que existen entre la polinización y los agentes polinizadores; de hecho, esto se conoce como antecología e incluye varias ramas de la biología que ayudan a dar respuesta al proceso de la polinización.
En tal sentido los servicios que ofrecen los ecosistemas son todos los beneficios que obtiene el hombre a partir de las relaciones entre especies; además de los factores climáticos para el desarrollo de procesos naturales y de productos que son aprovechados de alguna manera.
Hay que resaltar que la polinizaciòn es parte de los servicios que ofrecen los ecosistemas; por ejemplo, al estar presente los insectos, conservar los corredores vegetales o evitar la fragmentación de las áreas boscosas cercanas a los cultivos; de esta forma se promueven factores ambientales que mejoran la calidad de los cultivos, y por ende la presencia de insectos benéficos.
De esta forma entre los vectores bióticos están: Las mariposas diurnas y las polillas (orden Lepidoptera), algunas moscas (orden Diptera), los cigarrones, abejorros y abejas (orden Himenoptera).
Aunque todos estos pertenecen a la clase Insecta; también los murciélagos, algunas aves y hasta monos pueden servir como polinizadores.
Sin duda, las abejas son las reinas de la polinización seguidas por las mariposas, lo que se conoce también como polinización entomófila; por supuesto, englobado dentro de la polinización natural.
De hecho, la importancia de las abejas para la polinización de cualquier tipo (polinización directa o polinización cruzada) radica en que su morfología externa está adaptada gracias a un proceso de muchos años; sobre todo para facilitar la movilización del polen de una flor a otra, recibiendo ellas en ese intercambio la seguridad de un recurso futuro del tipo alimenticio.
Por lo tanto, a mayor cantidad de polen trasladado tendrán más flores disponibles con polen, néctar para visitar, alimentarse y llevar a la colonia.
Mientras que las mariposas van de flor en flor buscando su dieta líquida, el néctar para alimentarse; de forma tal que en estos traslados el polen se adhiere a sus escamas y a medida que se posa en distintas flores va ocurriendo la polinización.
Obviamente, la presencia de insectos benéficos como las abejas y mariposas diurnas, incrementan la polinización en los cultivos (polinización zoófila), lo cual conlleva a producción y rentabilidad.
Por ejemplo, en el cultivo de melón la presencia de abejas es importante para obtener el órgano a comercializar; de allí que las condiciones que estimulen su presencia y conservación deben considerarse como parte del manejo agronómico del cultivo.
Fuente: agrotendencia.tv