Una vacuna creada por científicos costarricenses, capaz de diferenciar los animales vacunados de los infectados con brucelosis, fue recientemente patentada de forma tripartita por la Oficina Española de Patentes. Lo anterior certifica que la patente de invención otorga el derecho de titularidad a la Universidad Nacional (UNA), Universidad de Costa Rica (UCR) y la Universidad Pública de Navarra, España.
Dicha invención se refiere al uso de cepas vacunales de Brucella spp que expresan la proteína verde fluorescente, mejor conocida como green flourescent protein (GFP), así como al diseño de métodos complementarios para la identificación de los animales vacunados de los infectados por cepas de campo.
Esta nueva cepa, estudiada desde hace varios años por científicos de la UNA, es conocida científicamente como vacuna de Brucella abortus S19-GFP (proteína verde flourescente, por sus siglas en inglés), la cual tendrá una vigencia de 20 años y desde ya se encuentra inscrita en países de Europa, Asia y América con producción bovina, ovina y caprina.
Edgardo Moreno, investigador del Programa de Investigación en Enfermedades Tropicales de la Escuela de Medicina Veterinaria de la Universidad Nacional (PIET-UNA) explicó que el problema principal es que no se pueden diferenciar fácilmente animales vacunados de infectados con brucelosis como bovinos, ovejas, cerdos y otros, por lo que esta nueva cepa es capaz de inducir en aquellos vacunados anticuerpos que reaccionan contra la proteína flourescente que tiene esta vacuna, lo cual permite diferenciar a los animales vacunados de los infectados.
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“El invento consistió en tomar una vacuna tradicional que es muy buena, pero que presenta el inconveniente de no diferenciar animales vacunados de infectados. Lo que hicimos fue modificarla genéticamente al incluirle un gen que expresara la proteína verde fluorescente y diseñamos ensayos diagnósticos para diferenciar a los animales vacunados de los infectados, lo cual dio pie a la patente”, detalló Moreno.
La invención de esta vacuna cuenta desde hace varios años con el respaldo de un destacado grupo de científicos costarricenses y españoles, quienes visualizaron la importancia de patentar el producto en España, gracias a su experiencia en este campo. El equipo de inventores estuvo integrado por los costarricense Edgardo Moreno y Caterina Guzmán de la UNA, Esteban Chaves y Carlos Chacón de la UCR, así como los españoles María Grillo, Beatriz Amorena y Damián Cara.
Cabe destacar el apoyo ofrecido por parte de las Oficinas de Transferencia Tecnológica y Asesoría Jurídica de la UNA durante el proceso de certificación de la patente.