Ing. Agr. M. Sc. Werner Gutiérrez Ferrer
Profesor y Ex Decano de la Facultad de Agronomía de LUZ
@WernerGutierrez
El consumo de carne porcina a nivel mundial se ha incrementado en más de un 80% en las últimas tres décadas, estimándose la producción global anual de carne de cerdo cerca de 125 millones de toneladas, mientras que las exportaciones están cercanas a 8.6 millones de toneladas.
Entre los primeros quince países productores, cinco pertenecen al continente americano. Estados Unidos ocupa el tercer lugar con el 11 % de la producción mundial, Brasil el cuarto (3.0 % de la producción global), Canadá el séptimo, México el décimo lugar y Argentina la posición número trece. Estados Unidos, Canadá y Brasil, ocupan un lugar importante entre los países exportadores, junto a la Unión Europea, aportan el 91 % de las exportaciones mundiales.
Ha originado gran preocupación entre los productores de cerdo de la región, especialmente en Sudamérica, la llegada a Venezuela de 13.500 toneladas de carne de cerdo congelada a un costo de 11 millones de euros, importada por Nicolás Maduro desde Rusia, país que reporta presencia de Peste porcina africana (PPA) en su territorio desde el 2012.
El Servicio nacional de sanidad animal (SENASA) de Argentina, y el Comité veterinario permanente del cono sur (CVP), han anunciado el envío de solicitud de información oficial a Venezuela ante este hecho que coloca en riesgo sanitario a todo el rebaño porcino del continente.
La Federación de colegios de médicos veterinarios de Venezuela en el mes de diciembre pasado manifestó su rechazo a la importación de cerdos en pie, carne congelada o embutidos proveniente de países con presencia de esta enfermedad alertando que con esta acción se “pone en riesgo la sanidad animal porcina de Venezuela”.
La PPA fue descubierta en Kenia en 1921. Décadas después ya se observaba su presencia en varios países de África subsahariana. Es una enfermedad hemorrágica altamente contagiosa que afecta a los cerdos domésticos y jabalís, afortunadamente no se trasmite a los humanos.
El primer reporte de esta epidemia fuera de África se presentó en Portugal en 1957, causando mortalidad cercana al 100%. En 1999, esta misma nación presentó nuevo foco de PPA. Inexplicablemente, Nicolás Maduro durante cuatro años selecciona precisamente este mercado para la importación de carne de cerdo a Venezuela, negociación que se interrumpe por una deuda no pagada de 68 millones de euros. Desde 2019 comienza Rusia a reemplazarla, como proveedora de Venezuela.
La producción anual de carne de cerdo en la Federación Rusa se estima en 4.0 millones de toneladas. Para noviembre de 2019 sus autoridades ya habían informado de 60 focos de PPA en cerdos salvajes y domésticos. Los organismos especializados consideran que esta enfermedad “continúa fuera de control” en esta nación. Fue precisamente a través de su frontera que ingreso esta temible epidemia a China, principal productor mundial de carne de cerdo, que ha visto mermar su cabaña porcina a casi la mitad.
Desde que en agosto de 2018 se detectara en China el primer foco, la epidemia se ha propagado por su territorio y a 9 países del continente asiático. En Europa ascienden a 13 las naciones con presencia de PPA, según los reportes del Sistema de notificación de enfermedades animales de la Unión Europea. Para el cierre del año 2019 aproximadamente una cuarta parte del censo mundial de cerdos se ha perdido, considerando que la tasa de mortalidad puede alcanzar el 100%, al no existir aun vacuna ni tratamiento que permita detener su propagación.
La FAO a mediados del 2019 ha advertido la posibilidad que “la epidemia sea más grave de lo que indican las informaciones oficiales”, considerando la velocidad con la que se ha propagado como consecuencia de la ausencia de las medidas de bioseguridad apropiadas. La infección en los cerdos se produce por contacto con animales infectados.
Se transmite también por la picadura de moscas y garrapatas, o a través de locales, vehículos, equipos o prendas contaminados. Una de las principales causas de propagación entre países es precisamente el movimiento de productos cárnicos contaminados, incluso algunos procesos de transformación no destruyen el virus de PPA. Contrario a lo indicado por la Organización mundial de sanidad animal (OIE) que ha advertido que “la prevención en los países libres de la enfermedad depende de la adopción de políticas apropiadas de importación y medidas de bioseguridad, que impidan la introducción de cerdos vivos y de productos porcinos infectados en zonas libres de peste porcina africana” en una acción irresponsable Nicolás
Maduro con la importación desde Rusia de carne de cerdo congelada, no sólo amenaza con desaparecer la industria porcina nacional, sino que coloca en riesgo sanitario a todo el rebaño porcino del continente.
Al justo y oportuno reclamo de la Federación de colegios de médicos veterinarios de Venezuela, deben unirse las Facultades de las ciencias del agro de las universidades nacionales, la Federación venezolana de porcicultura (FEPORCINA), la Asociación venezolana de frigoríficos y mataderos industriales (ASOFRIGO) y la Subcomisión de desarrollo agroalimentario de la Asamblea nacional, denunciando ante los organismos internacionales, la ausencia de las medidas de bioseguridad necesarias para evitar el ingreso a Venezuela, y a toda la región, de la Peste porcina africana.