Minuta Agropecuaria.-
De la mano con la inflación, el hambre sigue tocando hogares venezolanos. No hay persona que no se vea afectada por la escasez de alimentos en el país. Hasta el 2017 en Venezuela el consumo de carne ha disminuido 40%, según los datos de la Federación Nacional de Ganaderos de Venezuela (Fedenaga), baja que el Gobierno nacional estima revertir con el Plan Conejo.
El Plan Conejo es una estrategia del régimen de Nicolás Maduro que viene a combatir el hambre en las familias entregando conejos en cada hogar para su cría, por su rapidez de reproducción, para su posterior consumo.
Desde el Ejecutivo se promueve esta iniciativa alegando que cada conejo puede aportar 2,5 kilogramos de carne baja en colesterol.
No obstante, desde el sector productor tradicional y expertos del área agrícola consideran que la medida es “improvisada” y además no acabará con la escasez de alimentos que atraviesa el país, ya que la cría de estos representa un riesgo de enfermedades de la piel como sarna, tiña o la transmisión de pulgas a la población.
Asimismo, los especialistas aseguran que estos no aportan gran cantidad de carne por su tamaño y preparación para el consumo pues en el mejor de los casos se puede obtener 1,5 kilogramos de carne de cada animal. Aunado a ello, en la práctica entra el juego el factor cultural, ya que los venezolanos ven al conejo como una mascota y no como alimento. Del mismo modo, no se puede someter a cada familia a la cría de estos mamíferos.
Tomando en cuenta los antecedentes de este tipo de prácticas que ha implementado el Ejecutivo, los números no son muy alentadores, debido a que estrategias de producción urbana no han generado los resultados esperados para combatir el hambre. Muestra de ello, los gallineros verticales, patios productivos y los cultivos organipónicos que no hicieron sino generar grandes inversiones y gastos para la nación.
Para los expertos, la única salida a la escasez está en fomentar la producción nacional de cultivos tradicionales y la ganadería que en otrora cubrió la demanda nacional y generó ingresos a Venezuela gracias a las importaciones. (Ramón Ballester)