Ing. Agr. M. Sc. Werner Gutiérrez Ferrer
Profesor y Ex Decano de la Facultad de Agronomía de LUZ
@WernerGutierrez
En 1998 al llegar al poder Hugo Chávez Frías, éramos un país capaz de alimentar a su población casi en un 80 % con productos cosechados en sus campos. En el año 2001 con la promulgación de la Ley de Tierras y Desarrollo Agrario inician las expropiaciones y confiscaciones. Nació el Plan Bolívar 2000 y con él, el asalto del sector castrense al sector agroalimentario nacional. Desde el 2009 comienzan a notarse los efectos detrimentales de este modelo en la disponibilidad de alimentos para el venezolano por la caída en la oferta interna.
Amanecimos el primero de enero del 2020 en un país imposibilitado de importar cerca de 10.000 millones de dólares en alimentos que se requieren para satisfacer las necesidades alimenticias de su población. Nuestro sistema agroalimentario privado mermado, retrotraído a los niveles de producción en su sector primario a los niveles de los años 60 y 70.
Según el reporte del Observatorio venezolano de la salud, Venezuela ya está ubicada “entre los países del mundo con grave inseguridad alimentaria”. La realidad nos ha puesto los pies en la tierra. Nuestra sociedad, más no quienes nos
mal gobiernan, ha entendido que sin hombres y mujeres labrando sus campos y cuidando sus rebaños, no hay alimentos suficientes y accesibles para el pueblo venezolano, y sin alimentación, no hay salud, prosperidad ni futuro.
Afortunadamente, nuestros productores nos demuestran una y otra vez, estar conscientes del papel que deben cumplir. Es admirable ver que ese mismo sector que durante ya más de veinte años de Chavismo – Madurismo ha sido perseguido, atacado sin clemencia, en el actual contexto de estado de excepción en el país por la crisis sanitaria ante la presencia del COVID – 19 o Coronavirus, están escenificando solos, una extraordinaria y admirable demostración de su apego a los verdaderos intereses de nuestro pueblo.
Lastimosamente, Nicolás Maduro y sus seguidores, continúan sin reconocer el carácter estratégico y vital del sector agrario nacional, siguen en la estúpida y obcecada actitud de no ver en ellos los únicos con posibilidad cierta de suplir los alimentos requeridos por los venezolanos, los verdaderos agentes de primera línea para apaciguar, aunque sea de manera parcial, el hambre que late cada día en un tono más fuerte y alarmante en el pueblo venezolano, en un momento crucial como el que vivimos, cuando se ha declarado a todo el país en “cuarentena social”.
El gobierno insiste en invisibilizar a nuestros verdaderos héroes, la gente del campo. Continúa escondido detrás de la bota militar, menospreciando este sector, llegando incluso algunos funcionarios policiales y militares a criminalizarlos, mientras nuestros profesionales de las ciencias del agro, y de la ciencia de la salud, tampoco son tomados en cuenta.
En diversos países del mundo los colegios profesionales de Ingenieros Agrónomos y Médicos Veterinarios están luchando junto a los productores agropecuarios, para coadyuvar de manera urgente en garantizar el alimento a sus
pobladores, trabajando en un ambiente de medidas especiales de apoyo de sus gobiernos.
En la Venezuela del Socialismo del Siglo XXI, nuestros gremios agropecuarios son sometidos a humillaciones y vejaciones por parte de una casta militar irracional, siendo obligados a mendigar el combustible y el salvoconducto necesario para estar al frente de sus unidades de producción, y poder trasladar los alimentos a los
centros de consumo. El país está harto de esa actitud. Ni siquiera frente a una grave crisis sanitaria, acompañada por una merma sin precedentes en los ingresos petroleros, que les impide importar alimentos, Nicolás Maduro inmerso en su pensamiento totalitario, se permite darle el verdadero carácter estratégico al sector agropecuario nacional.
Parece no haberse percatado que la enorme crisis que golpea el planeta ha vuelto a levantar fronteras donde ya
se consideran desaparecidas, y el comercio internacional de alimentos está en riesgo, con lo cual perdemos hasta la opción de las compras externas.
Advertimos a la FAO, OPS y OMS que Venezuela en esta tragedia sanitaria no dispone de las reservas estratégicas de alimentos para atender los requerimientos de su población. Lo más grave, contra todo sentido lógico, el gobierno junto a la fuerza armada está colocando trabas a la cosecha de lo poco sembrado en el ciclo norte verano; nuestros productores de hortalizas en las zonas andinas no disponen de logística por falta de combustible para llevar sus cosechas a las ciudades; los transportistas de leche se ven imposibilitados de colectar el ordeño diario, por ende está por paralizarse el procesamiento de este alimento indispensable en la dieta de niños y la elaboración de quesos; no se están llevando animales a los centros de beneficio y por ende no hay suministro de carne hacia los mercados.
El virus más cruel y peligroso hoy en Venezuela, no es el COVID – 19, es el insistir en el error del totalitarismo como solución a un problema de salud pública y de inaccesibilidad a los alimentos, desconociendo la invalorable misión de los hombres y mujeres que en días festivos, con sol o lluvia, aun con la presencia del Coronavirus, insisten en salir a trabajar la tierra y proteger sus rebaños para llevar alimentos a nuestros hogares.
Es urgente un cambio de rumbo. Se deben convocar a todos los actores del sistema agroalimentario nacional para establecer en consenso, apartados de ideologías absurdas y primitivas, de intereses mezquinos de poder y económicos, las medidas que nos permitan atender esta amenaza de pandemia, pero garantizándole condiciones al sector agropecuario para su funcionamiento.