La leche es un alimento básico en nuestra alimentación en cualquier etapa de nuestra vida porque nos aporta energía, proteínas, minerales y vitaminas en muy buenas proporciones.
La leche es tan importante en la alimentación de los seres humanos que, de hecho, somos los únicos mamíferos que seguimos consumiendo leche tras pasar la infancia. Para ello hemos tenido que adaptarnos genéticamente:
Hace millones de años, cuando se produjo la primera revolución agrícola y los humanos domesticaron a los animales, la leche de vaca se convirtió en una fuente importantísima para conseguir energía, por lo que, generación tras generación nuestros genes fueron adaptándose hasta poder aprovechar todas las propiedades de este alimento.
Riqueza de su composición:
Para empezar, la leche de vaca se compone principalmente de agua (88 %), así que es una opción más para hidratarnos. Sus proteínas -de fácil digestión- contienen todos los aminoácidos esenciales y unas moléculas llamadas péptidos que son componentes con propiedades beneficiosas para la salud, ya que son antihipertensivas, antioxidantes, ayudan en la actividad del sistema inmune, son antibacterianas, antiinflamatorias, anticancerígenas y ayudan en el descanso nocturno. Impresionante, ¿no?
Pues aún hay más:
La leche también contiene lactosa, un carbohidrato que no solo da energía, sino que se ayuda a la absorción del calcio previniendo enfermedades como la osteoporosis. Además, es un carbohidrato que no eleva mucho la glucemia, por lo que no supone ningún problema para las personas diabéticas, y contiene una molécula llamada lactulosa que utilizan las bacterias del intestino mejorando nuestro tránsito intestinal.
Sin embargo, no es infrecuente que este azúcar de la leche no se tolere bien, en cuyo caso esta leche se puede sustituir por aquella que se comercializa sin lactosa y que es igual en el resto de sus ingredientes.
La leche de vaca es también una fuente importante de ácidos grasos esenciales que tienen actividad antibacteriana y antivírica, además de ser el vehículo de vitaminas como la A, D, E y K. Otro dato a destacar es que la leche de vaca contiene ácido butírico y ácido linoléico conjugado (CLA) ambos con efecto anticancerígeno.