Ing. Agrónomo Pedro Raúl Solorzano
Uno de los momentos de mayor emoción para un agricultor es cuando contempla sus campos con las etapas del cultivo finalizadas, cuando el fruto de su esfuerzo está maduro y listo para ser cosechado. Si los factores de producción fueron favorables y aplicó un buen manejo, buenas y oportunas prácticas agronómicas, los campos serán impresionantemente atractivos y podrá pensar en el éxito económico de la actividad, con la expectativa de recuperar el capital invertido y obtener una ganancia significativa. Sin embargo, aún falta la recolección de los granos, que se debe realizar muy cuidadosamente para evitar pérdidas importantes, ya que en esa etapa se han realizado todas las inversiones del proceso productivo y es muy fácil, por una mala operación del equipo cosechador, dejar en el campo gran cantidad de los granos producidos.
La recolección de los granos, como en los casos de nuestros cereales maíz, arroz y sorgo, y otros cultivos como soya y girasol, se realiza con cosechadoras combinadas, máquinas que deben su nombre a que combinan el corte, la trilla, la limpieza y la descarga de los granos en una sola operación. Estas máquinas deben ser correctamente ajustadas en su velocidad de desplazamiento, velocidad del molinete que es el que empuja las plantas hacia la mesa de corte, la altura de la mesa de corte, abertura o separación entre el cilindro y el cóncavo de trilla, velocidad del ventilador de limpieza del grano, las cuales tienen una graduación específica para cada tipo de cultivo y deben respetarse procurando eliminar las pérdidas de grano durante la recolección, o al menos llevarlas a un mínimo tolerable.
Si consideramos la altura de la mesa de corte, hay grandes diferencias entre los cultivos, por su porte y por los sitios de inserción de los frutos. Por ejemplo, en el caso de la soya la mesa de corte generalmente se coloca a unos 10 cm de altura sobre el suelo para poder recoger la mayor cantidad posible de vainas; en maíz la altura de la mesa de corte va a depender de la altura de la inserción de las mazorcas la cual varía con los cultivares, pero lo importante es procurar introducir a la máquina la menor cantidad posible de biomasa para facilitar la trilla y la limpieza de los granos; en arroz y sorgo las panículas están en el extremo de los tallos y según esa altura se ajusta la mesa de corte para tratar de introducir la menor cantidad posible de biomasa y dejar la mayor cantidad de restos de cosecha en pie, lo cual es muy favorable si se van a utilizar para producir pacas o balas de heno para alimentación animal.
La velocidad del molinete, en general, debe ser un 25% o 30% más rápida que la velocidad de desplazamiento de la máquina, la cual preferiblemente debe situarse entre 3 y 5 km/hora. La abertura del cóncavo, la velocidad del cilindro y la velocidad del ventilador se van graduando según se evalúe el proceso en el campo; por ejemplo, para soya se recomienda una abertura del cóncavo entre 3/8” y 1”, la velocidad del cilindro alrededor de 400 rpm y la velocidad del ventilador por debajo de 750 rpm. Para cada cultivo, se hacen chequeos permanentes y si quedan granos adheridos a las panículas o en las mazorcas se puede deber a que hay mucha abertura del cóncavo o el cilindro está girando muy rápido, si hay muchos granos partidos es porque la abertura del cóncavo es muy pequeña, si hay muchas plantas caídas sin cortar puede ser por una velocidad de desplazamiento muy alta, si hay muchos granos regados sobre el campo hay una mala graduación en alguna parte de la combinada, etc.
Una vez que se inicia la cosecha, se debe evaluar esa cantidad de granos que va quedando sobre el suelo detrás de la combinada, y si ésta es significativa, se tienen que ajustar los diferentes componentes de la máquina según lo explicado previamente. Una manera práctica de realizar esta evaluación de pérdidas de granos es la siguiente:
a.-Se demarca una superficie de 2 m2 exactamente detrás de la sembradora. Esta área es delimitada por un marco de madera o de metal de forma rectangular, cuyo mayor lado debe corresponder al largo de la mesa de corte de la combinada. Luego el lado menor del rectángulo se calcula dividiendo 2 entre la medida del lado mayor. Por ejemplo, para una mesa de corte que tenga 3,40 m de largo, se divide 2 m2 entre 3,4 m (2/3,4=0,588) y obtenemos la otra dimensión, resultando un rectángulo de 3,4 m x 0,59 m.
b.-Se coloca el rectángulo exactamente a todo lo ancho del corte de la combinada en un campo recién cosechado, se recolectan los granos que quedaron dentro del rectángulo y se pesan.
c.-Se calcula la pérdida de granos de la siguiente manera:
PGR=Peso de granos recolectados dentro del área del rectángulo, en gramos
PGP=Peso de granos perdidos, en kg/ha
PGP=PGR x 5
Por ejemplo, si en el área del rectángulo se recolectan 62 gramos de granos (PGR), la pérdida sería: 62 x 5=310 kg/ha, si asumimos un precio de US$300 por tonelada de granos, la pérdida sería de US$ 93/ha. Esta pérdida, que puede pasar desapercibida si no se realizan los chequeos de campo y de los controles pertinentes, para un rendimiento de 6.000 kg/ha representaría el 5,2% del rendimiento. O lo que es lo mismo, por cada 1.000 ha cosechadas se está tirando a la basura US$ 93.000. Esta cifra, que puede ser una considerable pérdida para un agricultor, se magnifica si consideramos el país en su totalidad. Asumamos que se siembra a nivel nacional 500.000 ha de ese grano, la pérdida por mala calibración de la cosecha sería de US$ 46.500.000.
Definitivamente, la recolección de la cosecha debe realizarse con mucho cuidado ya que esas pérdidas pueden representar buena parte de la ganancia de un agricultor en el proceso productivo.
Recordemos que: SIN FERTILIZANTES es imposible producir la cantidad de alimentos que necesitamos para satisfacer los requerimientos de la población.