Artículo escrito por: Ing. Agr. M. Sc. Werner Gutiérrez Ferrer
Profesor y ex decano Facultad de Agronomía – LUZ
En la Asamblea Anual de la Federación Nacional de Ganaderos de Venezuela (FEDENAGA) del año 1967, se declaró como Día Nacional del Ganadero el 13 de junio, fecha del natalicio del “llanero eterno” José Antonio Páez, pilar fundamental de nuestra guerra de independencia.
Tan especial fecha, es propicia para resaltar el orgullo que sentimos de contar en nuestros campos, con miles de hombres y mujeres que desde el amanecer imponen su indomable espíritu e inquebrantable voluntad a las infinitas adversidades de la Venezuela actual, para llevar a nuestros hogares leche, queso y carne.
Luego de más de dos décadas de intentos fallidos de destrucción del aparato agroproductivo nacional por parte de quienes mal dirigen a Venezuela, nuestros ganaderos con su digno e inspirador ejemplo, le demuestran al país que nuestra única opción es mantenernos unidos “con las botas puestas y echando llave”.
Estoy seguro que en la memoria de quienes leen estas líneas aún está fresca aquella época dorada en la cual pese a los errores e imperfecciones de nuestro sistema ganadero, el país logró superar los estándares de consumo de leche per cápita por año establecido por los organismos internacionales, y el consumo de carne de res, era satisfecho con producción interna.
Afortunadamente los impulsores de la “Destrucción del Siglo XXI” desestimaron en su absurda “gesta heroica contra el latifundio, los terratenientes y la burguesía apátrida”, el amor por el trabajo arduo del campo, y la pasión por sus tierras, que siente el verdadero ganadero venezolano. Quien es ganadero, está acostumbrado a afrontar las inclemencias del tiempo, las angustias y reveses, incluso los contratiempos impuestos por el peor de los gobiernos.
No obstante, debemos reconocer que la aplicación de un modelo agrícola, económico y político arcaico e ineficiente durante más de veinte años ha hecho mella en la productividad de nuestra ganadería. Sin embargo, nuestras infinitas potencialidades, junto el talento humano que poseemos con demostrado compromiso y amplia experiencia, nos mantiene como una nación privilegiada para la producción de alimentos.
Tenemos además la fortuna de contar en nuestro sector ganadero con FEDENAGA, faro y guía del gremialismo empresarial que congrega en su seno a un grupo de valientes y audaces dirigentes de cerca de 80 asociaciones base, que han irrumpido en el escenario nacional con un mensaje claro y aguerrido, con una renovada y acertada conducta, apegada a los verdaderos intereses de la nación.
Las mentes inquietas de los ganaderos venezolanos, nuestros irreverentes luchadores, los ha llevado a dar pasos importantes hacia la recuperación del terreno perdido, iniciando el camino del crecimiento y la mejora en la calidad y cantidad de nuestro rebaño.
Desde FEDENAGA, se continúan abriendo nuevos espacios para la construcción de propuestas pese a estar en este momento enfrentando a un grupo de enemigos internos, quienes dan muestras públicas de actuar bajo el amparo y protección del aparato político y judicial del gobierno, pretendiendo violentar cualquier norma estatutaria y jurídica, para adueñarse de una institución gremial ejemplar.
Las bases que conforman la Federación Nacional de Ganaderos deben discernir y señalar a quienes traicionen el legado de una institución con más de 60 años de historia al servicio del desarrollo de nuestra ganadería, y del país.
Deben rechazar a este grupo que busca asaltar a FEDENAGA para convertirla en un gremio genuflexo y servil a los pies de quienes desde el gobierno condujeron al sector agroproductor nacional a la peor crisis de la historia contemporánea; quienes han entregado la soberanía de nuestra frontera a grupos irregulares; favorecen el ingreso de alimentos de contrabando en desmedro de la producción nacional, y quienes en un pasado reciente, a través de un proceso judicial viciado, condujeron al ganadero Franklin Brito, a su muerte.
Dios permita que en los aciagos momentos que vive Venezuela, se imponga la reserva moral y sensata de esta organización gremial, logrando el entendimiento y consenso necesario, entre quienes si han demostrado mantener apego a la institucionalidad. FEDENAGA, jamás debe estar al servicio de intereses económicos oscuros, de ninguna parcialidad política, ni de gobierno alguno.