La mayoría de ganaderos le dan bastante atención a sus terneras, pero lamentablemente casi todos ellos descuidan su futura vaca en la época de levante o recría, olvidándose que ellas representan entre el 25% y 30% de su inversión empresarial.
El manejo adecuado le das vaquillas debe ser una prioridad si deseamos tener animales que muestre la totalidad de su capacidad “genética”, la misma que debemos asumir debe ser mejor que el promedio del ganado existente en el plantel.
Las terneras de 1 año tienen requerimientos altos de nutrientes, pero les falta capacidad ruminal es por esta razón que las tasas de crecimiento permanecerán en forma sub optima si las sometemos a una dieta exclusivamente a base de forrajes.
Debemos realizar una gran inversión para criar las vaquillonas desde el nacimiento hasta el parto, y cuanto más rápido formen parte del lote de ordeño más rápido retornará nuestra inversión, una mayor edad al parto siempre será más cara de lo que nos cuesta varios días abiertos en el puerperio.
El número de vaquillonas de reemplazo necesarias para mantener una población estable se incrementará considerablemente si atrasamos la edad al primer parto.
Es de suma importancia el mantenimiento de registros que nos permitan establecer con claridad la fecha del próximo parto y de esta manera tomar las medidas de preparación las mismas que incluyen cambios de corrales, cambios en la dieta tanto en cantidad como en calidad empleando en lo posible los mismos ingredientes que se emplearán en la ración de ordeño, con estas prácticas nos evitaremos el riesgo de enfermedades como cetosis, hígado graso, hiponagnesemia, edema de ubre, etc.
Existe una variación de opiniones con respecto a los niveles de ganancia diaria de peso vivo, hoy en día estamos seguros que la ganancia de 900 gr diarios no afecta en lo más mínimo la producción de leche de la futura vaca como se creía con anterioridad pues se ha demostrado que cuando los niveles de energía son altos y de igual forma se formula con niveles altos en proteínas “no existe el riesgo de depósitos de grasa en el parénquima mamario”.