Fernando Camino Peñalver
@fernandocaminop
Al finalizar la Conferencia regional de la FAO de América Latina y el Caribe su director general encargado del área, reconoció que nuestro país se enfrenta a una hiperinflación. Al señalar también que “una economía totalmente controlada es difícilmente eficiente”, se supone que quiso decir que esa ineficiencia es una de las causas de la hiperinflación que padecemos y que el régimen, de seguir manteniendo los controles a la producción privada, seguirá generando el acelerado aumento de los alimentos.
Luego de reconocer el proceso hiperinflacionario que azota a nuestra población y señalar una de sus causas, admite que: “el hambre continuó subiendo en Venezuela en 2017”. Admite ya el alto funcionario, probablemente por las cifras que seguramente le han enviado las instituciones y ONGs que se ocupan de evaluar el crecimiento de la emergencia humanitaria, que la pobreza extrema ya suma cerca de dos tercios de nuestra población.
Desde el año 2011, alertamos públicamente a los representantes de la FAO en nuestro país, del acelerado proceso de destrucción del sector privado productor de alimentos por parte del régimen y del peligro de una hambruna, en caso de ocurrir una caída del ingreso de divisas que impidiera la importación. En ese momento la delegación en nuestro país, deslumbrada por las cifras del aumento del consumo aportadas por el régimen, recomendó, irónicamente digámoslo ahora, se le otorgara un reconocimiento al gobierno
por la disminución de la población afectada por el hambre.
No reconoció en ese momento la delegación de la FAO en nuestro país, que el aumento del consumo era generado básicamente por la importación de alimentos. También se obvió que en los objetivos estratégicos de la institución para contribuir a la erradicación del hambre, la inseguridad alimentaria y la malnutrición, la FAO “debe promover la creación de un entorno propicio para el establecimiento de sistemas agrícolas y alimentarios más integradores y eficientes a nivel local y nacional para garantizar la seguridad alimentaria”.
En 2015 el régimen recibió de la FAO otro “reconocimiento por garantizar la seguridad alimentaria” de nuestro país. Para ese momento, el gobierno continuaba con la destrucción de las unidades de producción primaria, ya había monopolizado el agrocomercio y se había apoderado de gran parte de la agroindustria. De esta forma acabaría con casi todo lo que se producía en el país e igualmente con la generación de alimentos de la agroindustria
Ese año el gobierno mantenía en funcionamiento su maquinaria de fabricar pobres. El alto costo de los alimentos y los bajos ingresos de la población, condenaron a siete millones de compatriotas a comer menos de tres veces al día. El costo de la canasta alimentaria de mayo de 2015 superó cuatro veces el salario mínimo y la crisis agroalimentaria continuaba causando graves problemas de nutrición. Nuestro país pasó a ocupar el lugar número 22 de América Latina y el Caribe, en cuanto al suministro de energía alimentaria.
En ese momento denunciamos que el reconocimiento de la FAO al régimen a pesar de la aplicación de su nefasta política agroalimentaria y su indolencia ante la creciente desnutrición de nuestra población, pisoteaba todos los principios de la Seguridad Alimentaria, que son la razón de la existencia de esa importante institución internacional.
En 2017 instituciones de carácter profesional, académico, gremial y político revelamos que las delegaciones de la FAO y UNICEF, habían constatado que en nuestro país no existía Seguridad Alimentaria, sin embargo habían escondido la verdadera situación alegando en sus informes “no tener acceso a datos”. Ya para este año, la unidad de los sectores políticos, académicos, fundaciones y ONGs, hemos logrado que casi todos los gobiernos del mundo, la Unión Europea, la ONU, la OEA, la Cruz Roja y la mayoría de las ONGs internacionales dedicadas a la protección de los derechos humanos, nos estén apoyando para denunciar y participar en la solución de la emergencia humanitaria que azota a nuestra población.
Ahora le corresponde a la FAO cumplir en nuestro país con La Declaración de Roma sobre la alimentación y la nutrición, la cual consagra: “el derecho de toda persona a tener acceso a alimentos inocuos, suficientes y nutritivos y compromete a los gobiernos a prevenir la malnutrición en todas sus formas”. Este es el principio de la Seguridad Alimentaria adquirido por todas las naciones del mundo.
Es hora de parar el atentado que se está cometiendo contra la población venezolana, que ya alcanza el calificativo de crimen de lesa humanidad.