El INTA Concordia –Entre Ríos– presentó un dispositivo simple y de bajo costo para la captura de la principal plaga que afecta al cultivo de tomate en los invernaderos de la región. Se trata de una alternativa agroecológica que reduce el uso de productos químicos.
En las producciones hortícolas de Entre Ríos, la polilla del tomate es una plaga difícil de controlar y, como se trata de cultivos que se desarrollan en invernaderos, el grupo hortícola del INTA Concordia –Entre Ríos– trabaja en el diseño de trampas con emisores de luz led para la captura masiva de la polilla. Es una alternativa agroecológica que funciona con energía solar y reduce el uso de productos químicos.
Jorge Castresana, especialista en manejo integrado de plagas hortícolas de esa unidad del INTA, señaló que “la polilla del tomate es considerada una de las principales plagas que afectan al cultivo bajo cubierta porque debido al daño directo que provocan las larvas en las hojas, los brotes y los frutos inmaduros, genera importantes pérdidas económicas”.
En la Argentina, la incidencia de la polilla del tomate es alta y exige un tratamiento con insecticidas de síntesis química que debido a la aplicación reiterada pierden eficacia. “Por esto, trabajamos en el diseño de trampas que sean fáciles de elaborar, de bajo costo y que ayuden a reducir el uso de insecticidas”, expresó Castresana.
De acuerdo con Castresana, “si bien el uso de feromonas es una práctica difundida en el manejo integrado de plagas, con este estudio pudimos comprobar que, combinarlo con luces led fue posible maximizar el control preventivo de la polilla del tomate”.
En cuanto a las ventajas que aporta este dispositivo, Castresana destacó la incorporación de energía solar en este tratamiento y agregó: “En el campo, muchas veces, es complicado el acceso a la red eléctrica por lo que contar con una trampa de luz que se alimente con paneles solares aportaría una ventaja diferencial y aseguraría su funcionamiento en el momento que se lo requiriera”.
Modo de construcción
La trampa está construida con un bidón de plástico transparente. “Para esta clase de trampas, reciclamos un envase de cinco litros; en la parte media se abrieron dos ventanas laterales de 20 centímetros de ancho y 20 de alto con el objetivo de permitir el ingreso de los adultos de polilla del tomate”, explicó el técnico del INTA.
El dispositivo cuenta con un piso engomado sobre el que se coloca una feromona como atrayente sexual. “Estas trampas son de fácil confección, bajo costo y están alimentadas con luz solar; son muy factibles de replicar en cualquier lugar”, aseguró Castresana