Ing. Agr. M. Sc. Werner Gutiérrez Ferrer
Ex Decano de la Facultad de Agronomía de LUZ
Cada 07 de mayo en Venezuela celebramos el Día Nacional del Ingeniero Agrónomo. En el actual escenario, luego de dieciocho años bajo un gobierno insensato responsable de la caída en los índices de producción y productividad en la casi totalidad de los rubros agrícolas, llevándonos a índices registrados en el país en la década de los años 70 y 80, es obligatorio en esta fecha reconocer la posición pública asumida por aquellos colegas de valientes corazones que dignamente han preferido el hablar, y elevar su voz de protesta, aunque callar les hubiese resultado más cómodo, e incluso más rentable.
En política agrícola los errores cometidos nacen de la sordera gubernamental ante las propuestas calificadas de profesionales de elevada calidad, apegados siempre a los intereses nacionales. Hoy como nunca la cruel realidad de un pueblo entero que sufre de hambre, nos obligan a asumir un rol aún más decisivo en la búsqueda de soluciones a los problemas que afectan a la sociedad venezolana, dentro de nuestras áreas de competencia profesional. Es de tal magnitud el sufrimiento por la evidente inaccesibilidad a los alimentos, que no hay espacio ya para nuestra indiferencia, ni individual, ni colectiva. Frente a la injusta pérdida de vidas de inocentes niños por desnutrición y la disminución generalizada de peso de la población, no tenemos derecho a rendirnos. No podemos permanecer escondidos tras un peligroso silencio que nos convierte en cómplices de la destrucción del sector agroalimentario del país, y el alejamiento de toda posibilidad de producir en nuestros campos los alimentos que hoy le son esquivos a nuestra gente.
Les garantizo que nuestro esfuerzo jamás será estéril, los niños venezolanos a los cuales injustamente se les niega el derecho al vaso de leche, un trozo de carne o a la nutritiva arepa, nos sabrán agradecer cada sacrificio, cada momento de terca y obstinada insistencia. Cual apasionados poetas, continuemos escribiendo con gallardía a través de nuestra obra, hermosas prosas que algún día inequívocamente plasmarán en los lienzos de la historia venezolana, el renacer de la agricultura nacional.
En lo inmediato tenemos la obligación de impulsar desde nuestro gremio los cambios necesarios para establecer a través de la cooperación internacional un canal humanitario trayendo al país alimentos elaborados, así como materia prima y los agroinsumos que le urgen al sector agrícola y agroindustrial nacional. Es un propósito, y una meta, en la cual todos debemos confluir. Simultáneamente iniciar, convocando la participación de los actores del circuito agroalimentario, el diseño y ejecución de un plan nacional que nos permita alcanzar, en un lapso de dos a cuatro años el autoabastecimiento sostenido de rubros tan esenciales como cereales y leguminosas, aves y cerdos, y en seis a ocho años, en otros rubros como azúcar, café, oleaginosas, leche y carne de bovino, entre otros.
Vamos juntos a revitalizar las ilusiones pérdidas. Ante la incertidumbre, sembremos esperanzas y abonemos la fe en que pronto, la nueva Venezuela agrícola dejará de ser futuro, para convertirse en presente. En un amanecer muy reciente, el trinar de la paraulata llanera irrumpirá en el horizonte junto al bramar del becerro, despejando para siempre los injustos sinsabores de este noble pueblo, al anunciarles que hemos conquistado, gracias a nuestro esfuerzo y constancia, su sagrado derecho a disponer de alimentos sanos, en cantidades suficientes y en el momento oportuno.
Sé que estoy obligado a ver a Venezuela como es en este oscuro presente, pero no me pidan que deje de soñar y pincelar lo hermosa que puede ser. Esa Venezuela agrícola está allí, siempre y cuando decidamos seguir trabajando por ella. Tengo plena y absoluta confianza en Dios y en nosotros que llegará en la casi totalidad de los rubros agrícola tanto vegetal como animal el día en que los alimentos consumidos en nuestros hogares sean cosechados por productores venezolanos, en tierras venezolanas, con tecnología venezolana, asesorados por los talentosos y comprometidos Ingenieros Agrónomos venezolanos. Ese día, anunciaremos al mundo con orgullo, que hemos alcanzado la verdadera seguridad y soberanía agroalimentaria.
Feliz día a los dignos profesionales que con admirable empeño colocan su intelecto, corazón y manos en la noble tarea de labrar esa Venezuela agrícola aún pendiente. Si se puede!