Minuta Agropecuaria.-
Un informe de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) analiza cómo las legumbres mejoran de manera importante la fertilidad del suelo.
Los suelos y las legumbres encarnan una simbiosis única que protege al medio ambiente, incrementa la productividad, contribuye a la adaptación al cambio climático y aporta nutrientes fundamentales al suelo y a los cultivos siguientes.
Las legumbres como las lentejas, frijoles secos y garbanzos, son plantas que fijan nitrógeno que beneficia a la salud del suelo, lo que conduce a mejores condiciones de crecimiento para ellas y para otras plantas. Igualmente, fomentan el secuestro de carbono del suelo y la filtración del agua para hacerla más limpia.
En promedio, los cereales que se cultivan de forma posterior a las legumbres producen 1,5 toneladas más por hectárea que los no precedidos por legumbres. Además, hospedan bacterias especiales del suelo que permiten la fijación biológica del nitrógeno, un proceso natural que costaría millones al año en fertilizantes sintéticos.
Introducir las legumbres como cultivo intercalado, cultivo de cobertura y en la rotación de cultivos puede ayudar a restaurar la salud del suelo. Las leguminosas pueden crecer con menos nutrientes, aportando nitrógeno, fosfatos solubles y otros compuestos necesarios para los suelos.
Las legumbres son los arquitectos de la salud del suelo, enfatiza el informe de la FAO.