Las acciones del Instituto se centran en proyectos de rehabilitación como la instalación de un invernadero climáticamente inteligente y la distribución de insumos, suministros y animales de cría.
Agrupaciones de agricultores de Antigua y Barbuda recibieron, este mes, nuevos materiales para desarrollar su actividad agrícola que contribuirán con la rehabilitación y revitalización de sus medios de vida luego del paso del huracán María.
Insumos como materiales de plantación, alambre para cercas, alimento para ganado y suministros apícolas, entre otros materiales, se distribuyeron como resultado de la intervención del Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA) y el Instituto de Investigación y Desarrollo Agrícola del Caribe (CARDI), en apoyo a la rehabilitación del sector.
La iniciativa se diseñó para respaldar varios sectores, como pequeños rumiantes, apicultura y producción de hortalizas. Las acciones se ejecutan de manera inmediata o a corto plazo, ya que el cambio climático afecta el bienestar de las comunidades y repercute en la agricultura a través de cambios en las condiciones climáticas y en el suministro de alimentos.
Los grupos de productores que se beneficiaron del proyecto de rehabilitación, fueron el Grupo Agrícola de Barbuda, la Cooperativa Agrícola de Barbuda, la Cooperativa de Apicultores de Antigua y Barbuda y los miembros de la Red de Agricultores del Caribe (CaFAN). Los estudiantes y profesores de la Escuela Secundaria Sir Mc Chesney George, la única de este tipo en Barbuda, también fueron beneficiarios del proyecto.
Algunas de las intervenciones ejecutadas hasta el momento son la rehabilitación e instalación de un invernadero climáticamente inteligente (en la Escuela), el establecimiento de dos parcelas de demostración, una de pastos y leguminosas seleccionados, que incluye un banco de leucaena y morera, y otra de un sistema de irrigación y fertirrigación; el diseño y la distribución de cajones melarios resistentes; la distribución de pienso para ganado, diez ovejas de panza y cabeza negra e insumos y suministros; y la celebración de actividades de desarrollo de capacidades.
Además, se diseñó la Propuesta IICA-CARDI para la Rehabilitación tras el Paso de Huracanes del sector agropecuario de los países afectados, a fin de complementar otras iniciativas planificadas y en curso en dichos países, haciendo especial hincapié en las iniciativas lideradas por las autoridades gubernamentales respectivas y la Comisión de la Organización de Estados del Caribe Oriental (OECO).
Las acciones complementaron los esfuerzos en curso del CARDI, dirigidos a proporcionar semilla y a reconstruir los viveros, así como las actividades planificadas por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO).
A través de intervenciones realizadas por socios y actores, las organizaciones no gubernamentales (ONG) y el sector privado proporcionaron apoyo y recursos adicionales durante el proceso de rehabilitación.
El IICA participó en este proceso de rehabilitación gracias a una Acción de Respuesta Rápida y al Proyecto Insignia de Resiliencia y gestión integral de riesgos en la agricultura, uno de los cuatro principales instrumentos de cooperación técnica del Instituto.
Desastre natural
El 6 de septiembre de 2017 el huracán Irma azotó las islas de Barbuda y Antigua, provocando efectos catastróficos. Tocó tierra como una tormenta de categoría 5, que generó vientos con velocidades superiores a las 180 mph o los 290 km/h.
El ojo de la tormenta pasó directamente sobre Barbuda, exponiendo a la isla a las velocidades del viento más altas que esta registró. Mientras tanto Antigua, ubicada aproximadamente a 43 km al sur de Barbuda, fuera de la trayectoria del ojo, se vio afectada por vientos con fuerza de tormenta tropical, con ráfagas de hasta 60 mph.
Durante dicha perturbación Barbuda estuvo expuesta por más de tres horas a los extraordinarios vientos de la pared del ojo, a medida que la tormenta pasaba por el centro de la isla, a lo que se sumó una significativa marejada ciclónica de 1.5 m a 3.3 m, que provocó inundaciones que se extendieron a 600 m tierra adentro.
Empeorando aún más la situación, el 18 de septiembre el huracán María (también una tormenta de categoría 5) afectó la isla de Antigua. Si bien este no tocó tierra, Antigua se vio expuesta al cuadrante nororiental de la tormenta y sufrió los efectos de los vientos de tormenta tropical y las precipitaciones asociadas a ella.
De acuerdo con el Banco Mundial, de la evaluación de las necesidades de recuperación se concluyó que el daño total causado por los huracanes Irma y María en Antigua y Barbuda asciende a los XCD 367.5 millones (USD 136.1 millones), las pérdidas equivalen aproximadamente a los XCD 51.2 millones (USD 18.9 millones) y las necesidades de recuperación suman los XCD 600.1 millones (USD 222.2 millones).
Los proyectos finalizarán el 31 de marzo de 2018.