La conformación de la ubre es fundamental en el negocio de la cría, pues de ella depende el destete del ternero y su estado de salud. Por eso, es importante utilizar este criterio para seleccionar a las hembras aptas para ser madres.
Fredy Enrique García, investigador Phd de la Corporación Colombiana de Investigación Agropecuaria, Corpoica, en Tibaitatá, explicó que la ubre tiene una gran incidencia en la rentabilidad del negocio de leche.
“Todo el que se considere productor en este país debería ver la ubre como uno de los órganos más importantes porque de ahí depende su negocio, pero no todos son conscientes de esa relevancia. El tema de producir leche se evidencia desde este órgano, pero el producir leche empieza más atrás, desde el potrero”, señaló García.
De acuerdo con un artículo elaborado por Rodrigo Arias Inostroza, ingeniero agrónomo chileno y PhD en Ciencia Animal, el proceso de selección de las reses según la forma de la ubre y los pezones puede reducir el riesgo de enfermedades, aumentar la longevidad, mejorar la ganancia de peso y reducir los costos de mano de obra.
Ubres y pezones malformados obligan a los propietarios a invertir en mano de obra porque requieren un manejo específico para que el ternero recién nacido pueda ingerir leche. Además, las ganancias de peso serán menores para las crías que deban mamar de pezones de gran tamaño.
En este caso, Arias Inostroza propuso hacer una cuidadosa observación del ligamento suspensorio de las ubres. Explicó que un ligamento débil resultará en una ubre más caída, haciendo más difícil para los terneros alcanzar los pezones.
Las vacas de ubres caídas suelen arrastrarlas en el barro al desplazarse, lo que puede ser un factor de riesgo y contagio de enfermedades. Además los pezones pueden quedar suspendidos hacia el exterior o interior cuando se llenan de leche en lugar de quedar rectos hacia abajo, lo que haría más difícil el consumo de leche a los terneros.
En su artículo, el chileno citó la clasificación del ligamento de la Federación de Mejoramiento del Ganado de Carne de Estados Unidos, BIF en sus siglas en inglés por Beef Improvement Federation, que muestra 4 tipos de pezones, siendo el ideal el ligamento suspensorio medio prominente, que mantiene la ubre firme cercana al cuerpo y los pezones dirigidos al suelo en forma vertical.
Los otros 3 ejemplos son variaciones del ligamento cada vez más débil, que muestran la ubre alejada del cuerpo y los pezones orientados hacia afuera.
Con respecto al tamaño de los pezones, Arias precisó que deben ser largos, de tamaño mediano y aspecto cilíndrico, con un diámetro uniforme desde la parte superior a la parte inferior y con la punta redondeada. Asimismo, deben estar ubicados en el centro de cada cuarto y perpendiculares al suelo.
Por el contrario, pezones asimétricos y de diferentes tamaños o grosores, largos y puntiagudos, en forma de embudo o en forma de pera no son deseables.
Para calificar las ubres, la BIF desarrolló un sistema que va del 1 al 9, siendo el 1 la menor calificación, lo mismo para el tamaño del pezón. El experto remarcó que el sistema no considera la pigmentación de ambos órganos, un atributo deseable para evitar quemaduras de sol.
Finalmente, recordó que la conformación de las ubres y pezones tienen una heredabilidad moderada, lo que quiere decir que al seleccionar a los toros y las vacas cuyas madres hayan tenido buenos resultados en la escala, se podrá mejorar la eficiencia del hato.