Minuta Agropecuaria.-
La presencia de chinches vaneadores amenazan con reducir los rendimientos de la cosecha de arroz, los cuales lucen favorables y podrían ser mejores a los obtenidos en años anteriores, a pesar de las duras condiciones en que los agricultores han sacado adelante la siembra, entre el riesgo de contagiarse del covid19 y una escasez de gasolina que aún persiste.
En el estado agrícola de Portuguesa recién comienza la cosecha que se extenderá hasta finales de este año, ya que buena parte de las aproximadamente 35.000 hectáreas que se sembraron en este ciclo invierno, todavía se encuentran en fase de maduración y llenado de grano, siendo ésta la etapa más vulnerable al ataque de plagas que podrían “desinflar” las expectativas de los productores, si no se hacen los controles a tiempo con insecticidas sistémicos.
José Luis Pérez, presidente de la Federación Venezolana de Asociaciones de Productores de Arroz (Fevearroz), aseguró que los ataques de plagas han sido fuertes, primero con la presencia de gusanos barredores y ahora con la aparición de los chinches vaneadores o chupadores.
Para proteger al cultivo de estas plagas, se deben realizar hasta tres aplicaciones de agroquímicos mediante aspersiones aéreas, para las cuales las empresas de fumigación necesitan suficiente gasolina, cuyo suministro no está garantizado.
Antonio Oliva, agricultor de la Asociación de Productores Rurales del estado Portuguesa (Asoportuguesa), señaló que la falta de combustible retrasó el primer riego de insecticida que -a través de la empresa que presta el servicio de fumigación- hiciera sobre las 25 hectáreas de arroz que sembró en este ciclo invierno 2020.
“Ahora, bajo estas condiciones ambientales, tenemos que volver a hacer estas aplicaciones. No es sencillo volver a aplicar con el avión y movilizarnos hasta la finca para supervisar estas labores, por la escasez de gasolina”, expresó Oliva.
A Fevearroz le preocupa que no se puedan realizar los controles a tiempo, por el efecto que tendrá sobre los rendimientos promedios que, para este ciclo, se estima que estén en unos 4.000 kilos por hectárea, lo que representa una leve mejoría con respecto a años anteriores, en los que la producción se vio bastante mermada por la enfermedad del Vaneamiento del Arroz.
“La escasez de combustible complica la atención al cultivo, la movilización de los dueños a la finca, una parte del personal obrero y los técnicos de campo. De manera global, aún logrando hacer los controles del chinche a tiempo, esto va a incidir en el desánimo de los productores que tienen que cosechar en estas condiciones, no saben cómo van a terminar este ciclo y con qué intención van a enfrentar una nueva siembra” si persiste la falta de combustible, indicó Pérez.
El presidente de Fevearroz sostuvo que los costos de producción se han incrementado por los gastos que se han tenido que hacer para el control de los chinches vaneadores, cuya incidencia en los rendimientos se verá a medida que avance la cosecha.
“Sin embargo, estamos confiados en que tendremos buenos arroces, si los productores tienen la oportunidad de fumigar a tiempo y adecuadamente”, dijo. (María Beatriz Parilli)