La empresa Rioja Vid Tecnología ha creado un innovador sistema de conducción para la vid que evita el duro trabajo del agricultor de subir y bajar alambres. Neovid puede llegar a disminuir la mano de obra en un 80% y mejorar la calidad de la uva.
Este proyecto ha sido uno de los once premiados en el Concurso Nacional de Innovaciones Tecnológicas del IX Salón Internacional de Técnicas y Equipos para Viticultura Tecnovid, que se celebra en Zaragoza. La empresa señala que este sistema elimina el duro trabajo del viticultor, de un modo similar a cuando se produjo la mecanización de la vendimia.
El sistema se coloca en cada uno de los postes intermedios del emparrado, ya sean metálicos o de madera, sin necesidad de herramientas, y queda totalmente integrado. Así, se puede usar cualquier máquina para las labores de viñedo sin que Neovid interfiera en su funcionamiento. El director de la empresa, Alberto Mesa, asegura que su motivación a la hora de comenzar este proyecto fue “acabar con uno de los pocos trabajos verdaderamente duros que quedaban en el viñedo”.
De hecho, los principales beneficiarios de este innovador sistema son los viticultores y bodegas que pretenden mejorar tecnológicamente para facilitar las tareas diarias y obtener mejores rendimientos, “sobre todo en tiempos de alta competitividad en costes y precios”, destaca la empresa. La empresa asegura que se puede llegar a reducir la mano de obra hasta en un 80% con respecto a los sistemas tradicionales, que requieren más esfuerzo físico para el agricultor.
Sin embargo, Mesa afirma que su sistema, lejos de perjudicar a los agricultores, “humaniza su tarea haciéndosela mucho más llevadera”. Así, el responsable de Neovid explica que con esta herramienta se reducen “de manera significativa” las bajas médicas por lesiones de espalda y hombros, ya que el sistema “cuida del viñedo y también de las personas que trabajan en él”, recuerda Mesa.
La herramienta funciona de forma sencilla. Los brotes nuevos de la vid se introducen dentro de los alambres de la espaldera, lo que permite que no se rompan las partes válidas de la planta y que se tarde menos tiempo en realizar ese trabajo. Además, mejora la calidad de la uva porque disminuye el riesgo de daños por el viento y permite que a fruta se desarrolle en unas mejores condiciones climáticas por la iluminación, aireación y humedad ambiental.