En el suelo caliente y anegado por agua de los arrozales, las bacterias alimentadas por los exudados de las raíces de arroz producen toneladas de metano por año, un pesado gas de efecto invernadero.
“Alrededor de 100 millones de toneladas de metano provienen de los campos de arroz, un 15% del total de las emisiones antropogénicas de metano”, afirma el Dr. Christer Jansson, del Laboratorio Nacional del Pacífico Noroeste, perteneciente al Departamento de Energía de Estados Unidos.
El Dr. Jansson y un equipo de investigadores de tres continentes desarrollaron una planta de arroz genéticamente modificado que genera casi nada de metano, y produce granos de arroz de mayor tamaño. Para esto, insertaron un gen de la cebada que cambia la forma en como el arroz metaboliza el carbono.
Esto produce que menos de carbono vaya a las raíces, lugar donde las bacterias productoras de metano se alimentan. En cambio, el carbono va al tallo y a los granos. “El carbono que entra en la planta está destinado fundamentalmente a la biomasa aérea, y muy poco a la biomasa ubicada por debajo del suelo,” dijo el Dr. Jansson.
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“En las plantas maduras, la producción de metano se reduce a casi nada… Es muy dramático”. El Dr. Jansson dijo que se necesitaban pruebas de campo extendidas para probar si los resultados eran reproducibles. “Pero después de dos años de experimentos de campo, y uno en laboratorio, podemos reducir drásticamente, a casi cero, el metano en plantas de arroz maduro… Eso es importante, ya que el mundo necesita más alimentos en el futuro, y a mayor temperatura, más metano se produce” dijo.
La investigación dirigida por el Dr. Jansson en los Estados Unidos, y Chuanxin Sun de la Universidad Sueca de Ciencias Agrícolas, en conjunto con la Academia de Ciencias Agrícolas de China y la Universidad Agrícola de Hunan, fue publicada en la revista Nature en 2015.
También ha ganado el premio a la novedad científica de 2015 otorgado por la revista Popular Science.
El Dr. Jansson espera que el reconocimiento signifique una mayor sensibilización de los consumidores hacia el arroz genéticamente modificado, a medida que pasa por el proceso regulatorio. “Basado en los cultivos GM anteriores destinados a alimentación, es probable que tome 10 a 20 años”, dijo. “Eso es decepcionante”.
“Dado que esta mejorando no sólo la producción de alimentos, sino también la mitigación de gases de efecto invernadero, esperamos que la aceptación pública podría mejorar con este arroz de baja producción de metano”.