Un nuevo informe de la FAO pone de relieve las múltiples contribuciones que hace el sector ganadero a nivel mundial, en especial a las vidas de millones de productores pobres en pequeña escala de los países en desarrollo que dependen de los animales, pero también subraya que se necesitan cambios en las políticas y prácticas para optimizar esas aportaciones.
Según la publicación Ganadería mundial: Transformar el sector ganadero con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (“World Livestock: Transforming the livestock sector through the Sustainable Development Goals”), el debate en torno a la producción ganadera se ha centrado en gran medida en cómo el sector puede producir más para satisfacer la creciente demanda de productos animales y alimentar al mismo tiempo a una población mundial en aumento, a la vez que se reduce su huella ambiental.
Si bien ese es un objetivo que merce la pena, el nuevo informe de la FAO aboga por un enfoque más amplio y ambicioso.
Con la reforma del sector ganadero para apoyar mejor la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible de la ONU, podría lograrse una mayor gama de beneficios -entre ellos una mejora de la seguridad alimentaria y nutricional-, que se extienden también a otros ámbitos, como el acceso a la energía, la igualdad de género, la mejora de la gestión ambiental y el fomento de la paz y la estabilidad.
Tras señalar que “incluso las sociedades posindustriales más modernas siguen siendo muy dependientes de los animales para la seguridad alimentaria y nutricional”, el Director General de la FAO, José Graziano da Silva, aseguró que el sector ganadero posee una “importancia permanente” y que “puede desempeñar un papel clave en la mejora las vidas de millones de personas” al proporcionar alimentos, empleos e ingresos, resiliencia y oportunidades económicas.
“Para que todo esto pueda ocurrir, es necesario abordar una serie de interacciones complejas”, señaló, añadiendo que “la competencia por la tierra para la producción de piensos puede limitar la disponibilidad de recursos para producir alimentos” y que “promover un sector más competitivo a través de mayores niveles de concentración del mercado puede obstaculizar la capacidad de los pequeños productores para participar en los mercados”.
“Existe también la necesidad urgente de detener el uso indebido de antimicrobianos en la cría de animales”, advirtió el Director General de la FAO, quien se refirió al papel del uso de los antibióticos en el aumento de microorganismos peligrosos resistentes a los antimicrobianos.
Abordar estos desafíos requerirá que los países examinen con atención sus sectores ganaderos nacionales y desarrollen políticas adaptadas a las circunstancias locales y diseñadas para promover un crecimiento equitativo.
En particular, se necesitarán medidas para capacitar a los productores en pequeña escala y garantizar que sean protagonistas y beneficiarios del crecimiento continuado del sector ganadero.
Superar las dificultades
Un desafío clave en los países en desarrollo consiste en que el sector ganadero está muy segmentado, con niveles muy diferentes de productividad de la mano de obra en el procesado frente a la producción y, dentro de ésta última, entre los productores comerciales y los de subsistencia.
Las políticas sectoriales deberían por tanto hacer hincapié en mejorar la productividad laboral de los pequeños propietarios y centrarse en actividades de elevado valor añadido y de gran cantidad de mano de obra para aprovechar el “efecto multiplicador” del sector para crear empleos y reducir la pobreza, señala el informe.
Además, el rápido crecimiento de la ganadería no se traduce siempre en una veloz reducción de la pobreza, advierten los expertos.
Será también necesario comprender mejor la relación entre el crecimiento económico y la reducción de la pobreza, así como de los factores que pueden hacer que el desarrollo de la ganadería logre disminuir más esa pobreza. Las políticas incluirán necesariamente medidas para mejorar el acceso de los pequeños campesinos y pastores a los recursos productivos, información, tecnología, capacitación, activos y crédito, y para fortalecer a las asociaciones de productores.
También se necesitarán reformas a nivel del comercio, las inversiones y la innovación.
Y deben impulsarse con firmeza las políticas y prácticas que aumenten la eficiencia del sector pecuario y reduzcan su huella ambiental. Por ejemplo, los estudios de la FAO estiman que una adopción más amplia de las mejores prácticas y tecnologías existentes sobre los piensos, sanidad y cría de animales, y manejo del estiércol -incluyendo un mayor uso de tecnologías actualmente infrautilizadas como los generadores de biogás y dispositivos de ahorro de energía-, podría ayudar al sector ganadero mundial reducir sus emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) hasta en un 30 por ciento.
FAO