Es considerada la enfermedad foliar más destructiva y de mayor valor económico en los cultivos de banano y plátano y que puede causar pérdidas de hasta un 50% en el rendimiento.
Sin medidas de control la Sigatoka Negra puede reducir hasta en un 50 % el peso del racimo y causar pérdidas del 100 % de la producción debido al deterioro en la calidad.
Su nombre viene del Valle de Sigatoka en las Islas Fiji donde fue identificada por primera vez en 1912. Durante los siguientes 40 años, la enfermedad se difundió a todos los países productores de banano.
La Sigatoka apareció en Centroamérica en 1934.
¿Qué es la Sigatoka negra?
Es una destructiva enfermedad foliar que afecta principalmente a plantas del género Musa: banano y plátano. Es causada por el hongo del género Ascomycete Mycosphaerella fijiensis Morelet (anamorfo Pseudocercospora fijiensis) y constituye el principal problema fitopatológico en estos cultivos.
La Sigatoka es la enfermedad del banano más importante a nivel mundial. Su nombre viene del Valle de Sigatoka en las Islas Fiji donde fue identificada por primera vez en 1912. Durante los siguientes 40 años, la enfermedad se difundió a todos los países productores de banano. La Sigatoka negra apareció en América Central en 1934 y en dos años llegó a destruir más de 8900 hectáreas de banano en Honduras y Surinam. En 1936, programas de fumigación con fungicidas utilizando la Mezcla de Burdeos (cobre y cal) fueron desarrollados para controlar la enfermedad.
La Sigatoka Negra se encuentra presente en todos los países de producción bananera y se considera de gran impacto económico porque disminuye los rendimientos, afectando la productividad de las plantaciones, y por los altos costos para su manejo.
¿Cuáles son los síntomas que presentan los cultivos afectados?
El patógeno destruye rápidamente el tejido foliar; como consecuencia se reduce la fotosíntesis y se afecta el crecimiento de la planta y la producción. En ausencia de medidas de control la enfermedad puede reducir hasta en un 50 % el peso del racimo y causar pérdidas del 100 % de la producción debido al deterioro en la calidad del fruto (longitud y grosor).
En una plantación se encuentran todos los estadios de la enfermedad. Los síntomas iniciales son estrías casi imperceptibles, llegando a los estadios más avanzados con síntomas de necrosis o quema del área foliar, lo que reduce la capacidad fotosintética de las hojas.
¿Qué factores biológicos, físicos y ambientales facilitan la propagación de la plaga enfermedad?
Factores bióticos y abióticos están estrechamente relacionados en la epidemiología de M. fijiensis en la aparición de signos y síntomas. Alta temperatura, humedad relativa y lluvias favorecen el desarrollo de la enfermedad, incrementando la severidad en las plantaciones. Corrientes de viento, especialmente durante períodos de tormentas contribuyen en la propagación a largas distancias.
Otras condiciones como alta densidad de siembra, fertilización inadecuada o impuntual, falta de canales de drenaje, retraso en labores culturales como deshoje, cirugías, nutrición y manejo de malezas se suman a las condiciones climáticas haciendo más difícil el manejo de la enfermedad.
Como enfermedad policíclica, el patógeno (M. fijiensis) se reproduce en forma asexual y sexual. La reproducción asexual se presenta en lesiones jóvenes de la enfermedad (estrías 2 y 3 y el primer estadio de mancha). Los conidios (Fig. 2) aparecen en conidióforos sencillos que emergen por los estomas, principalmente por la superficie abaxial de las hojas. Los conidios se dispersan por el salpique de la lluvia y se asocian con la diseminación de la enfermedad a corta distancia.
La fase sexual, de mayor importancia en el desarrollo de la enfermedad, se produce en las lesiones maduras, en estructuras denominadas peritecios o pseudotecios, en cuyo interior se encuentran las ascas que contienen las ascosporas (Fig. 2), las cuales son liberadas al ambiente en períodos de alta humedad para ser dispersadas hasta largas distancias por las corrientes de aire.
¿Qué medidas preventivas se pueden tomar para evitar esta plaga enfermedad?
La alta virulencia de M. fijiensis enfoca las medidas preventivas hacia el manejo adecuado de labores culturales en la plantación y al monitoreo continuo de la evolución de la enfermedad, es así que se emplean parcelas pre aviso para establecer la mejor estrategia de manejo de fungicidas dentro de un programa anual de aplicaciones. El objetivo es mantener los niveles de la enfermedad en un umbral que no afecte la productividad.
La siembra en altitudes superiores a los 1.000 m.s.n.m, o bajo condiciones de sombra moderada (bajo árboles), o la combinación con otras especies de plantas (siembras mixtas o huertos mixtos) ayuda a reducir la severidad del ataque de la enfermedad.
¿Qué mecanismos existen para controlar la aparición de la plaga enfermedad y/o erradicarla del cultivo? (Control Cultural, Mecánico y Químico)
Para el caso de M. fijiensis no existe control total y/o erradicación, ya que al ser una enfermedad policíclica, en cultivo permanente en países del trópico y con condiciones adecuadas para su desarrollo, su incidencia estará siempre presente en las plantaciones.
Se establecen “estrategias de manejo” para mantener los niveles de infección bajos, mediante programas basados en el uso adecuado de fungicidas y otras herramientas como aceite agrícola.
Los programas se estructuran aplicando las recomendaciones FRAC (Fungicide Resistance Action Commite) que regula el uso adecuado de las moléculas disponibles rotando modos y mecanismos de acción diferentes para minimizar el riesgo de resistencia, mediante un portafolio que incluya el uso de fungicidas unisitios y multisitios.
Combate cultural
Dentro de las prácticas que pueden generar un ambiente menos favorable para la enfermedad, se recomienda: el control de malas hierbas, el drenaje adecuado, la nutrición balanceada y la adecuada densidad de siembra.
Con la deshoja sanitaria detallada (despunte y cirugía), a intervalos semanales, se logra reducir la severidad de la enfermedad.
Más recientemente se ha introducido la práctica de la “defoliación controlada o poda temprana de hojas” a la floración (eliminación a la floración de las tres hojas más viejas de cada planta), como una práctica para la reducción del inóculo del patógeno.
La nutrición mineral balanceada es también un aspecto relevante. Algunos elementos como el silicio, cobre, calcio, boro y zinc contribuyen a reducir la severidad de la enfermedad.
¿Qué innovaciones y tecnologías ha desarrollado la industria para proteger los cultivos de esta plaga enfermedad?
La Industria de la Ciencia de los Cultivos ha descubierto nuevas moléculas fungicidas y desarrollado productos que buscan reducir el impacto de la Sigatoka Negra, como el caso de los Inhibidores de la enzima Succinato Desoxi hidrogenasas (SDHI).
Estos desarrollos protegen las plantaciones de banano actuando sobre la respiración celular, en el complejo II del hongo, inhibiendo el crecimiento del tubo germinativo, formación de apresorios y el crecimiento después de la penetración en el tejido foliar.
Innovaciones tecnológicas para la aspersión de fungicidas
En el cultivo de banano se han introducido innovaciones tecnológicas para aumentar la precisión y calidad de las aspersiones de fungicidas y reducir el riesgo ambiental y a la salud. Algunos ejemplos son: el Sistema de Posicionamiento Global (GPS) que permite efectuar las aspersiones sin la presencia de personal en la plantación; el medidor inteligente de flujo con el cual se controla automáticamente y con alta precisión el volumen a aplicar por hectárea; el mecanismo de apertura y cierre automático que interrumpe el flujo de forma automática en los linderos o bordes del área a asperjar, con lo que se reduce la deriva y el gasto excesivo de producto; los Sistemas de Información Geográfica (SIG) con los que se despliegan mapas, que pueden ser utilizados para asperjar en forma selectiva y más eficiente áreas específicas de la plantación.
Desde la biotecnología hay varias investigaciones y avances para identificar variedades resistentes a la Sigatoka.