Ing. Agr. M. Sc. Werner Gutiérrez Ferrer
Ex Decano de la Facultad de Agronomía de LUZ
Es víspera de Navidad, época que para la gran mayoría de los venezolanos será dura de afrontar ante la imposibilidad de acceder a los platos típicos que por décadas nos han acompañado en la tradicional cena de Noche Buena. Serán escasas las familias que sus ingresos económicos les permitirán el “privilegio” de disfrutar de estos alimentos. Esta semana el Cendas – FVM nos alertaba que para noviembre, el costo de la Canasta básica alimentaria, alcanzó ya los 3.822.128,50 bolívares.
El 2017 ha sido el peor año para la agricultura y ganadería en nuestra historia contemporánea. La inaccesibilidad a dos alimentos tan básicos como la arepa y la leche desmienten las irreales y absurdas cifras del MPPAT Wilmar Castro Soteldo, quien afirma se cosecharon 760.000 hectáreas de maíz y nuestro rebaño bovino está cercano a las 17 millones de cabezas. La cruel realidad es que se cultivaron menos de 350.000 hectáreas de este cereal, y nuestro mermado rebaño bovino no llega a 10 millones de cabezas. Ello ha ocasionado que cerca del 16 % de nuestros infantes hoy presenten desnutrición severa.
Los pronósticos para el 2018 son aún más desfavorables, pero no nos daremos por vencidos. Sobran razones para mantener el optimismo. Lejos de desistir en su intento de producir en nuestros campos los alimentos que le son esquivos a los hogares venezolanos, Aquiles Hopkins y Carlos Albornoz, presidentes de Fedeagro y Fedenaga, emprendieron acciones ante ocho embajadas para viabilizar el acceso a agroinsumos. Desde Fesoca y Socaportuguesa, José Álvarez y Oscar Contreras se mantienen en la búsqueda de alternativas para sortear las dificultades del sector cañicultor. Ramón Bolotin desde PAI y Gustavo Moreno en Asoportuguesa continúan apostando al crecimiento de la soya y el girasol en tierras llaneras. En el Zulia, Armando Chacín y su equipo de Fegalago no se amilanan ante la guerrilla, falta de combustible o de efectivo, y continúan ordeñando las ubres de sus rebaños; Fernando Villamizar sin descanso sigue impulsando el crecimiento del sector camaronero, y Adalberto Zambrano, desde el IGEZ, amplia las oportunidades de capacitación y formación para los protagonistas del sector agroproductor nacional.
Es época de nuevas y renovadas esperanzas, momento para confiar que el nacimiento del niño Dios abonará nuestros corazones, otorgándonos la fuerza necesaria para no desistir en esta indispensable e irrenunciable labor de recuperar a Venezuela. Frente a los rostros famélicos de los niños desnutridos, se impondrá finalmente el espíritu libertador heredado de nuestros insignes próceres. Tenemos suficientes motivos para mantener la fe inquebrantable en la llegada de nuevos amaneceres bajo el aroma del café venezolano recién colado, y la fresca brisa mañanera, que nos anunciarán que somos libres nuevamente, conquistando así la posibilidad cierta de teñir de multicolores cultivos e infinitos rebaños nuestros llanos, valles y montañas. Si se puede!