La palma llegó a Colombia en 1945 cuando la United Fruit Company estableció una plantación en el Magdalena, en 1960 existían 18.000 hectáreas, hoy día Colombia es el primer productor latinoamericano y el cuarto productor mundial, con algo más de 420.000 hectáreas de palma sembrada; el 70% de la producción de aceite de palma se consume en el país. En Colombia, 116 municipios en 16 departamentos dependen socioeconómicamente del cultivo que genera 128.000 empleos directos y cerca de 200.000 empleos indirectos; de la palma de aceite dependen 130.000 familias.
Ecuador es el segundo productor latinoamericano y el octavo del mundo, tiene aproximadamente 250.000 hectáreas sembradas, el cultivo genera 70.000 empleos directos y 70.000 empleos indirectos.
Honduras es el tercer país productor latinoamericano, con un crecimiento en la producción del 50% en los últimos 5 años; actualmente la superficie plantada es de 150.000 hectáreas. El aceite de palma ha pasado a ser parte de la lista de los 10 principales productos de exportación hondureños.
En Costa Rica el aceite de palma es uno de los principales productos de exportación; en el 2011 se ubicó en la décima segunda posición con un valor exportado de 202,9 millones de dólares. Producir una tonelada de aceite de palma crudo en América Latina cuesta aproximadamente 350 dólares, en Malasia 250 y en Indonesia 150. En los últimos años los rendimientos promedio en América Latina son de 3,6 a 4 toneladas por hectárea, similares a los de Malasia, país con mayor producción de aceite de palma y que ha estado a la vanguardia del desarrollo tecnológico del cultivo. Una tonelada de aceite de palma crudo tiene un valor de US$ 860.
La Pudrición del Cogollo (PC) ha sido la plaga más devastadora de la palma de aceite en América Latina. Los síntomas de la enfermedad se caracterizan por la pudrición de todos los nuevos tejidos, conservándose las hojas que se formaron antes de la infección.
Los síntomas muestran la destrucción de las flechas jóvenes, sin presentarse daño al área meristemática en los estados iniciales de la enfermedad; es decir, el área meristemática es el punto de crecimiento de la planta, si esta se afecta la planta muere, por eso los expertos indican que cuando se hace la detección de la enfermedad a tiempo, una simple poda de la flecha joven afectada junto con un control químico puede ser suficiente para controlar la enfermedad, pero si el ataque es severo hay destrucción de las flechas y del área meristemática, por consiguiente, se detiene la emisión y maduración de las nuevas flechas provocando la muerte de la planta.
Por más de cuarenta años el agente causal de la enfermedad no fue correctamente identificado. Recientemente, como resultado de los trabajos realizados por el Centro de Investigación de Palma de Aceite (Cenipalma) de Colombia, se logró identificar a Phytophthora palmivora Butl, como el agente causante de las primeras lesiones, posteriormente se presentan patógenos oportunistas: varios hongos (Fusarium spp., Colletotrichum sp., Thielaviopsis sp., y Rhizoctonia sp, entre otros), bacterias (Pseudomonas sp. y Erwinia sp) e insectos (Rhynchophorus palmarum) que promueven el proceso de pudrición, el cual se inicia en los tejidos inmaduros de las flechas que se están desarrollando. La PC afecta los tejidos inmaduros de las flechas en desarrollo, deteriora la emisión y maduración de nuevas flechas y, por consiguiente, detiene el desarrollo futuro de la planta.
Se recomienda la siembra de bancales -porción de terreno donde se plantan las plántulas de palma, estos se trazan en sentido perpendicular a la pendiente- El manejo de drenajes. La aplicación de fertilizante o de materiales destinados a mejorar la calidad del suelo y el manejo de la nutrición balanceada en las diferentes etapas del cultivo. Un adecuado manejo de viveros, reducir la fuente de inóculo y el manejo de microorganismos oportunistas (otros patógenos diferentes a Phytophthora palmívora). Detección temprana, aplicación de agroquímicos en plantas afectadas y plantas vecinas, monitoreos, control del picudo Rhynchophorus palmarum L. (Coleoptera: Curculionidae) y de posibles insectos diseminadores.
Una práctica importante es la erradicación de las palmas en estados más avanzados de la PC y la prevención del ataque de picudo (Rhynchophorus palmarum) y otros insectos. La incidencia, severidad y habilidad de recuperación de las palmas afectadas por P.C. están influenciadas por el tipo de material genético en relación con la zona agroecológica donde se desarrollan y por factores como:
La mayoría de las recomendaciones para el manejo de esta enfermedad, orientan a efectuar un manejo de los factores predisponentes y realizar una detección temprana de la Phytophthora palmívora,; para así efectuar una intervención temprana y detener el proceso infectivo. Los protocolos de manejo de P.C., desarrollados por Cenipalma indican que cuando la detección se hace a tiempo, una simple poda de la flecha afectada puede ser suficiente; en caso contrario, se debe proceder a retirar por medio de cirugías el tejido enfermo y complementar esta práctica con la aplicación de insecticidas, fungicidas y bactericidas. , debido a que el proceso de pudrición lo ocasionan varios hongos
La vía genética al parecer ofrece una solución a mediano plazo, explora características de resistencia al patógeno transmitida por la especie nativa del continente americano Elaeis oleifera y el híbrido interespecífico E. oleifera x E. guineensis. Las plantas de diferentes materiales, presentan disminuciones drásticas de la producción cuando superan porcentajes acumulados de afección del 70%, que se alcanza entre 6 a 8 años después de contraer la enfermedad, esto depende del material y de la zona de siembra. Recientemente se ha observado que la tolerancia a la PC no solo se encuentra en materiales Híbridos de E. oleífera X E. guineensis, sino también dentro de materiales de E. guineensis. Experiencias en Tumaco con las semillas híbridas señalan la excelente respuesta del mejoramiento genético al control de la enfermedad.