La influenza aviar es una enfermedad vírica altamente contagiosa que afecta a varias especies de aves productoras de alimentos (pollos, pavos, codornices, pintada, etc.), así como a aves de compañía y aves silvestres. En algunas ocasiones, los mamíferos, incluidos los seres humanos, pueden contraer la influenza aviar.
Existen varias cepas de virus de influenza aviar, que pueden clasificarse en general en dos categorías según la gravedad de la enfermedad en las aves de corral:
La influenza aviar ha llamado la atención de la comunidad internacional con el paso del tiempo, con brotes en aves de corral que han tenido graves repercusiones en los medios de subsistencia de las personas y el comercio internacional en muchos países. Además, la mayoría de los virus de influenza aviar no infectan al ser humano, pero algunos, como AH5N1 y AH7N9, se han dado a conocer porque causan infecciones humanas graves.
El subtipo hiperpatógeno H5N1, por ejemplo, fue diagnosticado por primera vez en Hong Kong en 1997. El virus reapareció en 2003 y 2004, propagándose desde Asia hacia Europa y África, y causando cientos de casos y muertes en seres humanos, así como la destrucción de cientos de millones de aves de corral. Esta forma asiática de H5N1 ha sido causa de preocupación para los científicos y continúa bajo estrecha vigilancia debido a su temido potencial pandémico en caso de que una mutación le permitiera transmitirse de humano a humano.
En la actualidad, los brotes de influenza aviar siguen representando un problema de salud pública mundial, debido a la circulación de distintas cepas (H5N1, H5N2, H5N6, H5N8, H7N8, H7N9, etc.). Ante esta perspectiva, siguen siendo prioritarios los objetivos de la OIE de fomentar la transparencia y comprensión de la situación zoosanitaria en el mundo con el fin de proteger la salud pública y garantizar la seguridad del comercio mundial de animales y productos de origen animal.
Prevención y control
Vigilar y controlar la influenza aviar en su origen, es decir en las aves de corral, es esencial para disminuir la carga viral enlas especies aviares y en el medio ambiente. Implementar medidas de bioseguridad, de conformidad con las normas internacionales de la OIE, es clave para proteger el sector de la producción y el comercio, salvaguardar la seguridad alimentaria y los medios de subsistencia de los productores, en particular en los países en desarrollo, y limitar el riesgo de infección humana con cepas de influenza aviar que tengan potencial zoonótico.
Vigilancia y notificación
La primera línea de defensa es la detección precoz de los brotes de la enfermedad seguida por una respuesta rápida, lo que requiere un alto grado de sensibilización de los veterinarios y de los propietarios de animales, y la existencia de servicios veterinarios de calidad. La implementación de sistemas de alerta precisos y de medidas de prevención es esencial en el marco de una estrategia eficaz para evitar y controlar la influenza aviar. Además, deben desplegarse esfuerzos similares de preparación ante un brote eventual.
La influenza aviar es una enfermedad de declaración obligatoria incluida en la lista de enfermedades de la OIE. Como indica el Código Sanitario para los Animales Terrestres de la OIE, los Países Miembros deben notificar:
Todo caso de mortalidad inusual de aves silvestres también deberá notificarse a la OIE a través de su Sistema mundial de información zoosanitaria (WAHIS).
Prevención en el origen animal mediante medidas de bioseguridad apropiadas
Debido a la estabilidad del virus en el medio ambiente y a su naturaleza altamente contagiosa, la implementación de medidas de bioseguridad estrictas y una higiene correcta son fundamentales para la garantizar la protección contra brotes de la enfermedad.
Estrategias de control e indemnización
Cuando se detecta la infección en los animales, generalmente se aplica una política de sacrificio sanitario para controlar y erradicar la enfermedad.
Entre los requisitos estipulados en el Código Sanitario para los Animales Terrestres de la OIE, cabe mencionar los siguientes:
Cuando los brotes son detectados, generalmente se aplica el sacrificio sanitario en la explotación infectada o dentro de un pequeño radio alrededor de los establecimientos infectados.
La eliminación controlada de las aves de corral infectadas, la restricción de los movimientos, mayor higiene y bioseguridad, y una vigilancia adecuada deberían tener como resultado una disminución significativa de la contaminación viral del entorno. Estas medidas deberían tomarse tanto en el caso de que la vacunación forme parte de la estrategia general como en el caso contrario.
Los sistemas de indemnización financiera de los agricultores y productores que han perdido sus animales debido al sacrificio sanitario exigido por las autoridades nacionales varían alrededor del mundo; incluso no existen en algunos países. La OIE alienta a las autoridades nacionales a elaborar y proponer planes de indemnización, ya que son esenciales para la detección temprana y la transparencia en la notificación de la aparición de enfermedades animales, incluida la influenza aviar.
¿Debe aplicarse la vacunación?
Es importante que la mera vacunación no se considere la solución para el control de la influenza aviar, si lo que se persigue es su erradicación. Sin la aplicación de sistemas de control, bioseguridad y despoblación estrictas ante la infección, cabe la posibilidad de que estos virus se vuelvan endémicos en poblaciones de aves de corral vacunadas. La circulación del virus a largo plazo en una población vacunada puede desembocar en cambios antigénicos y genéticos del virus, lo que ya ha ocurrido en varios países.
La vacunación debe aplicarse por un tiempo limitado, cuando no sea posible aplicar políticas de sacrificio, ya sea porque la enfermedad se ha vuelto endémica y, por lo tanto, se ha generalizado, o porque la infección en los animales afectados es difícil de detectar.
Cuando se dispone de vacunas apropiadas, el objetivo de la vacunación es proteger las poblaciones de aves susceptibles de una infección potencial. Las estrategias de vacunación pueden resultar útiles en situaciones de emergencia ante un brote o como medida de rutina en zonas endémicas.
Toda decisión de aplicar la vacunación debe tener en cuenta una estrategia de salida, es decir, reunir las condiciones que permitan interrumpir la vacunación en un momento dado.