Existen más de 5000 especies de la familia Tephritidae que integran el complejo de moscas de la fruta, éstas son de gran impacto en la fruticultura mundial debido a que causan daños directos a los cultivos generando grandes pérdidas. Dentro de las moscas con mayor impacto económico están Ceratitis capitata, también conocida como mosca del mediterráneo, y especies del género Anastrepha que es el más representativo del continente americano, con más de 185 especies descritas hasta la fecha. Además del daño directo que causan, también son de restricción en mercados internacionales para la exportación de frutas frescas por ser de carácter cuarentenario.
El daño directo es causado por las larvas, que al alimentarse de la pulpa o las semillas, hacen que la fruta sea inaceptable para el consumo directo o para su uso agroindustrial. En general, las hembras depositan los huevos al interior de los frutos, a veces en tallos en desarrollo o en segmentos florales, y el daño generado por la postura de los huevos (picadura) es una vía de entrada para otros microorganismos que van deteriorando el fruto. Las larvas se van alimentando de los tejidos hasta desarrollarse por completo y la fase de pupa ocurre generalmente en el suelo; éste es un factor importante, puesto que para el control de esta plaga es necesario hacer recolección de frutos caídos.
Son considerados hospedantes aquellos frutos de pericarpio blando en los cuales las hembras de la mosca de la fruta depositan los huevos. Los hospedantes pueden ser primarios o secundarios dependiendo de cada especie de mosca de la fruta y su ciclo biológico. Generalmente lo cultivos comerciales más afectados por moscas de la fruta son: Cítricos, bananeras, melones, vid, pomelos, aguacates, papayas y guayabas, entre otros.
La mosca permanece inactiva durante la noche y en períodos de lluvias fuertes, se ha observado mayor desplazamiento en días cálidos. El factor de dispersión más común es el viento para largas distancias, pero la mosca se mueve según el patrón de fructificación del hospedante en búsqueda de alimento.
Después de alcanzar su madurez sexual, los machos de la mosca de la fruta se aglomeran en algún punto de un árbol frutal (fenómeno conocido como “Leks”) y danzan en forma rítmica, liberando feromonas sexuales para atraer las hembras que se encuentran a los alrededores; la hembra elije un macho separándolo del grupo para iniciar el ritual de apareamiento. Lo anterior es un factor importante para tener en cuenta al momento de establecer un control (trampas).
Existen diferentes mecanismos de control para estas moscas, entre los cuales se encuentra el control cultural, el control biológico, el control autocida y el control químico.
Control cultural: Los frutos afectados por las moscas se deben recoger de las plantas y del suelo para evitar que las larvas salgan y pupen en el suelo, estos frutos deben desecharse lejos del lote productivo y enterrarse. También se puede rastrillar el plato de las plantas haciendo control mecánico de las larvas.
Control biológico: Están reportados algunos enemigos naturales que ayudan a la reducción de poblaciones, siendo la mayoría Hymenópteros. Para el caso de C. capitata, se ha usado el parasitoide Dichasmimorpha longicaudata en cultivos de mango. Sin embrago este tipo de control depende de las condiciones ambientales donde se encuentre el cultivo, la densidad de plantas y la disponibilidad comercial del parasitoide.
Control autocida (TÉCNICA DEL INSECTO ESTERIL): Consiste en la esterilización de machos de mosca de la fruta y su liberación masiva en el cultivo con el objetivo de reducir la capacidad reproductiva de las hembras presentes en el cultivo. Entidades como SENASA en Perú y MOSCAMED Brasil reportan la producción de machos estériles de mosca de la fruta.
Control químico: Algunos de los controles químicos generalmente utilizado son los cebos tóxicos o islas toxicas, los cuales consisten en la mezcla de proteína hidrolizada (atrayente) y un insecticida preferiblemente de baja categoría toxicológica y agua; esta mezcla se puede aplicar en sectores del lote (isla tóxica) o de forma generalizada. Se resalta que el número de aplicaciones y el momento de la aplicación están determinados por los datos encontrados en las trampas.