Ing. Agr. M. Sc. Werner Gutiérrez Ferrer
Ex Decano de la Facultad de Agronomía de LUZ
Los anuncios en política agroalimentaria del gobierno nacional, de no ser por las trágicas consecuencias que generan, serían excelente fuente de inspiración para el libreto de interminables comedias. Esta semana Nicolás Maduro pidió apoyo para el Plan Chamba Juvenil del Campo: “Yo quiero un plan especial de producción agrícola para que al menos 200.000 jóvenes se vayan al campo a producir alimentos y yo les garantizo todo».
Muestra el mandatario nacional un total desconocimiento de la realidad de los campos venezolanos. El Ministro del poder popular para la agricultura productiva y tierras, Wilmar Castro Soteldo, prometió sembrar en el ciclo de invierno 1.1 millones de hectáreas de maíz, y solo se lograron 300.000 hectáreas por insuficiencia de semillas, fertilizantes y agroquímicos. También desconoce que los productores de papa están sin semillas, por lo que la superficie de este cultivo pasó de 28.000 a solo 3.000. Nicolás Maduro está incapacitado de «garantizarle todo» a estos 200.000 jóvenes que sabemos, solo serán enviados a engrosar las filas frente a los bancos para recibir eventualmente una limosna de esta nueva misión.
Quienes nos gobiernan piensan equivocadamente que somos un país de 31 millones de eunucos mentales, sin conocimiento cierto de la magnitud de la crisis del sector agroalimentario nacional. Ejemplo de ello es que luego que Castro Soteldo asegurará el pasado año «el ganado bovino nacional ronda los 16 millones de cabezas… estamos dispuestos a seguir trabajando para incrementar el rebaño a más de 20 millones», tan solo un año después, con asombrosa desfachatez Freddy Bernal, Jefe de los CLAP, nos anuncia el “Plan Conejo” para podernos garantizar el consumo de “proteína animal». La real radiografía de nuestra ganadería nos indica que el rebaño bovino ha descendido a alrededor de 9.5 millones de cabezas, pasando el consumo per cápita anual de 23 a tan solo 4 kilogramos.
Chávez y Maduro no solo afectaron nuestra ganadería, igualmente redujeron al mínimo el sector avícola, fuente alternativa de proteína animal del venezolano. Cuando en noviembre del 2015 Jorge Arreaza, anunció que «el cartón de huevos de gallina de 30 unidades debería ser vendido en 420 bolívares», en el país se producían al año 17.1 millones de cajas de 360 huevos. Al cierre de 2016 solamente se produjeron 7.9 millones. Hoy el cartón de 30 huevos alcanza los 35.000 bolívares, y su consumo por persona por año pasó de 230 unidades a menos de 100 unidades.
En Venezuela hay hambre, se percibe en los rostros de quienes deambulan entre bolsas de basura y de los niños desnutridos que mueren en hospitales. «Cuando hay muertos no se baila», e igualmente cuando hay hambre, no cabe tanta burla, improvisación e incapacidad junta. Ante la inaccesibilidad a la carne, huevos y pollo nos piden que comamos conejos, en las próximas semanas, quizás debamos esperar el Plan Iguana.