Los sistemas automatizados de ordeño permiten ordeñar más frecuentemente a las vacas y alimentarlas de manera más precisa o más cercana a sus necesidades de nutrientes sobre una base individual.
Las vacas en rebaños equipados con salas de ordeño convencionales siguen una rutina estructurada, constante y social de ordeño y alimentación. Además, en la mayoría de los casos, las vacas de los rebaños convencionales reciben todos sus nutrientes de una ración mixta total, mientras que en los rebaños equipados con sistemas de ordeño robotizados o automáticos (AMS) se proporciona una fracción de sus nutrientes durante el ordeño, principalmente como medio para atraer vacas. En este sentido, los AMS presentan tanto un reto como una oportunidad para alimentar a las vacas.
El principal desafío de estos sistemas reside en mantener una frecuencia de ordeño mínima y relativamente constante. Sin embargo, la frecuencia de ordeño depende de muchos factores, como la estructura social del rebaño, el diseño de la granja, el tipo de tráfico impuesto a las vacas, el tipo de suelo, el estado de salud de la vaca (especialmente cojeras, pero también mastitis y metritis, entre otras enfermedades), la etapa de lactación, el número de parto y el tipo de ración administrada en el comedero y el concentrado ofrecido en el AMS. La frecuencia irregular del ordeño se ha asociado con pérdidas de leche y aumento del riesgo de mastitis, pero lo más importante es que se pierde la oportunidad de ordeñar la vaca y generar beneficio.
Por otro lado, la oportunidad de los sistemas automatizados reside en la posibilidad de ordeñar más frecuentemente y de alimentar a las vacas de manera más precisa o más cercana a sus necesidades de nutrientes sobre una base individual, resultando potencialmente en un sistema de producción más rentable. Pero alimentar a las vacas en la sala o en el AMS implica muchos retos. Por un lado, la alimentación de ingredientes amiláceos, altamente palatables, en grandes cantidades puede alterar la fermentación del rumen o alterar el comportamiento de alimentación después del ordeño, mientras que la alimentación de concentrados con alta fibra puede comprometer la ingestión total de energía y limitar el rendimiento de ordeño.
Sin embargo, el AMS (y algunas salas de ordeño, especialmente las rotativas) ofrecen la posibilidad de alimentar a las vacas según sus necesidades nutricionales individuales estimadas combinando diferentes alimentos en tiempo real con el objetivo de maximizar los beneficios más que el rendimiento de la leche. Este enfoque requiere que no sólo la cantidad de alimento ofrecido a cada vaca sino también que la composición del pienso varíe de acuerdo con las diferentes necesidades de nutrientes de las vacas. Esta revisión repasa las ventajas e inconvenientes del ordeño en sistemas automatizados y resume las diferentes estrategias de alimentación para maximizar los beneficios mediante el manejo de la nutrición de las vacas de forma individual.