Ing. Agr. M. Sc. Werner Gutiérrez Ferrer
Ex Decano de la Facultad de Agronomía de LUZ
En el ideario del chavismo está el borrar de nuestra memoria los grandes logros de aquella Venezuela agrícola, que previo a la instauración del Socialismo del Siglo XXI, tuvo la capacidad de darle respuesta a las necesidades alimenticias de todo un pueblo, llegando a compartir inclusive, con diversos paladares del mundo, nuestros exquisitos productos. Se pretende igualmente el prohibirnos la esperanza, el merecido derecho a soñar con un mejor futuro. Debo reconocer luego de sostener una polémica discusión con una colega de alto prestigio profesional, responsable del desarrollo de valiosas investigaciones, las cuales seguro estoy serán de gran utilidad en esa nueva Venezuela agrícola por venir, que las estrategias gubernamentales, han logrado desafortunadamente, el minar las convicciones de muchos venezolanos, que hoy ceden ante la desesperanza.
En lo personal, al contrario, cada día crece en mi un infinito optimismo en nuestro país. En mis recorridos he presenciado como millones de almas continúan sin rendirse en nuestros campos, dispuestos a dar lo mejor de sí por nuestra Venezuela. Son hombres y mujeres emprendedores, que a pesar de este oscuro presente, puedo dar fe, ninguno de ellos se ha mostrado dispuesto a rendirse.
Tomemos como ejemplo de nuestras infinitas fortalezas y de esos logros que hoy pretenden desdibujarnos, el desarrollo alcanzado en el cultivo del arroz, rubro hoy extrañado en los hogares venezolanos. Gracias al uso de variedades mejoradas y eficientes prácticas culturales en los años 70 y 80, la producción de este cereal creció a una tasa promedio de 10,5% anual, incrementándose durante décadas los rendimientos por unidad de superficie, alcanzando los 5.000 kilogramos por hectárea en el 2005, ubicándonos así entre los 10 países con mayor rendimiento en el mundo, Para 1995, este cereal se consolida como rubro líder en las exportaciones agroalimentarias venezolanas alcanzando los 24.298.650 US$. Luego de la aplicación del modelo económico – agrícola anacrónico de estos últimos 18 años, lastimosamente hoy estamos importando el 65 % del consumo nacional.
Lo cierto es que lo único que se interpone, entre nuestra oportunidad de ofrecerle nuevamente a los hogares venezolanos alimentos accesibles, producidos y procesados en nuestras tierras, es ese modelo que solo ha logrado producir destrucción en nuestros campos y hambre en nuestros hogares. Conquistemos la libertad, y bajo un sistema democrático, les garantizó que gracias a nuestra capacidades y talentos podremos consolidar rápidamente una agricultura moderna, eficiente, rentable y próspera, en la cual los profesionales de las ciencias del agro excelentemente bien formados, estamos llamados a asumir un papel protagónico.
El futuro de esta gran nación, depende del tamaño del corazón de nuestra gente. De la capacidad para segar de sus almas la derrota, permitiéndonos el ser sembradas y abonadas por multicolores arcoíris de esperanzas. Mi invitación, es a seguir intentándolo, sin desmayar. Si se Puede!