Existen dos aspectos muy importantes en vacas altas productoras de leche que todo ganadero y profesional que se dedique a la actividad de la industria lechera debe tener en cuenta, la producción de leche y la mastitis. Aspectos siempre ligados uno con el otro.
La mastitis es el padecimiento más importante, frecuente y caro en las Unidades de Producción Animal (UPAS) de vacas lecheras, debido a sus graves consecuencias sobre las pérdidas económicas en cantidad y calidad de la leche producida. Su causa está directamente relacionada con aspectos de bienestar, salud e higiene y sanidad de las vacas, principalmente las altas productora de leche.
Esta enfermedad se define como la inflación de la glándula mamaria caracterizada por cambios físicos y químicos en la leche y es causada por lesión física, agentes químicos y por microorganismos, principalmente por varios tipos de bacterias, algunos hongos y micoplasmas; cuya característica son cambios patológicos en el tejido de la ubre de la vaca. Los cambios más importantes en la leche son decoloración, presencia de grumos y aumento en el número de células inflamatorias, conocido como conteo de células somáticas (CCS); cuya repercusión económica es considerable en las UPAS de ganado bovino lechero.
Aunque, existen adelantos tecnológicos factibles para aplicarlos en la producción y reproducción animal, aún son pocos los productores o ganaderos que han mostrado preocupación por mejorar las condiciones ambientales generales de sus UPAS, sin tener en cuenta que esas condiciones son en gran parte, las responsable de la salud de los animales, alterando el bienestar de los mismos y repercutiendo de manera importante, en la presencia de problemas de reproducción, producción y de salud de la glándula mamaria, aumentando de manera importante costos de producción en la industria ganadera bovina productora de leche.
La mastitis, ha sido considerada como el padecimiento de tipo sanitario más importante y costoso del ganado bovino lechero, está considerada como el problema de salud más común, cuyas pérdidas representan la mitad de los costos totales de salud en las UPAS.
La presencia de la mastitis está ligada a grupos de vacas con altas producciones de leche, representando grandes pérdidas de dinero para los productores de leche de vaca, cuyas pérdidas son a debido a la eliminación de la leche procedentes de animales tratados que tienen éste padecimiento, disminución en la producción lechera, aumento en mano de obra y servicios veterinarios para su tratamiento; además, disminuye la vida productiva de las vacas en las UPAS, cuya consecuencia es el aumento de costos por reemplazos.
La repercusión de la mastitis no deseada por los productores de bovinos lecheros está relacionada con la cantidad y calidad en la producción lechera en las UPAS, la calidad de la leche procedente de vacas con mastitis es menor, en términos de menor vida de almacenamiento en anaquel de la leche líquida pasteurizada y en su rendimiento en la elaboración de quesos.
Las bacterias patógenas causantes de mastitis, han sido clasificadas como agentes patógenos causantes de mastitis en mayores y menores. Entre las mayores se encuentran Staphylococus aureus, Staphyloccus agalactiae, coliformes, enterococos estreptocos y entre los menores se encuentra el Corynebacterium bovis causantes de moderada inflamación de la ubre y poco efecto sobre la cantidad y calidad de la leche.
La mastitis, puede estar presente de dos formas; clínica y subclínica. La forma clínica es caracterizada por la presencia de aumento en el volumen, color (enrojecimiento) y dolor de la glándula mamaria, cuya característica es el aumento de su temperatura y que en ocasiones puede ir acompañada de algunos signos como falta de apetito, fiebre y decaimiento. En esta forma de mastitis, su característica es que siempre está acompañada de cambios en la calidad de la leche, algunos pueden verse a simple vista y otros no. Entre los que se pueden observar a simple vista se encuentran la presencia de grumos y falta de coloración; entre los que no se pueden observar están el aumento en el CCS, contenido de bacterias, aumento de sal y de plasmina la cual es un enzima resistente a la pasteurización y destruye a la proteína de la leche (caseína); así como bajada del contenido de lactosa y grasa, reduciendo de esta manera la calidad de la leche.
La forma subclínica, se caracteriza por no presentarse cambios aparentes en la ubre y en la leche, pero sí existe disminución en la cantidad de leche producida, no se observan signos del padecimiento, pero los agentes patógenos pueden estar presentes en la leche producida, provocando una alteración en su composición, como un pequeño aumento en CCS. Además de las pérdidas económicas por mastitis, la pobre salud de la glándula mamaria en las vacas lecheras, aumenta el riesgo de tener residuos de antimicrobianos, baja la satisfacción laboral de los productores lecheros y perjudica el bienestar de las vacas en las UPAS, en donde el papel que juegan los veterinarios en la capacitación de los productores de leche bovina, es fundamental, impostergable e indispensable.
Para la prevención de la mastitis, es de vital importancia mantener en excelentes condiciones la salud la ubre de todas y cada una de las vacas que están en producción en la UPA, en donde la participación de los veterinarios en la capacitación del personal (ganaderos y trabajadores) es de suma importancia; cuyo beneficio está directamente relacionado con la calidad del trabajo durante la ordeña y como consecuencia con menores casos de mastitis en las UPAS, tanto clínicas como subclínica.
Para llevar a cabo esta actividad de excelente salud de la ubre en las vacas de la UPA, es necesario establecer un excelente plan de actividades en donde se contemple fechas específicas y responsabilidades concretas; cuya evaluación debe ser por lo menos anualmente; ya que el bienestar de las vacas repercute directamente en la salud de la glándula mamaria, aspecto fundamental para la prevención de la mastitis en las vacas lecheras en general y en partículas en las altas productoras.
Evitar a toda costa la existencia de factores predisponentes a la presencia de mastitis; cuyos aspectos están relacionados con actividades de higiene y sanidad.
Mantener informado al personal que trabaja directamente con las vacas, pero principalmente los ordeñadores.
Revisar constantemente las indicaciones que se han proporcionado, relacionadas con el mantenimiento de la buena salud y bienestar de las vacas.
Tratar de hacer un diagnóstico sin visitar la UPA.
No informar todos y cada uno de los detalles a cuidar durante la ordeña, por mínimos que sean.
Indicar que se realicen las actividades más importantes y sobre todo se debe vigilar que realmente se lleven a cabo.
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En el tratamiento de la mastitis bovina, debe ser estandarizado y específico basados en el estado de salud general de las vacas, tales como fiebre, color y aspecto físico de la leche (textura); se debe de tratar de evitar disponer de muchos tipos de tratamientos con antimicrobianos. Los casos clínicos de mastitis bovina, deben tratarse lo más rápido posible, sobre todo en casos clínicos sobreagudos y agudos o subagudos; así como en aquellos recientes o crónicos.
Para que el tratamiento sea exitoso, se deben tomar en cuenta los siguientes aspectos:
Que el antimicrobiano elegido sea específico, basado en el resultado de laboratorio mediante cultivo o antibiograma.
Que la concentración del antimicrobiano administrada sea la adecuada.
Que el tratamiento no sea interrumpido, hasta tener éxito en el resultado (eliminación del caso).
Administrar una terapia de soporte, cuando se requiera y sobre todo administrar el antimicrobiano específico vía infusión intramamaria, previo vaciamiento o drenaje de o los cuartos afectados.
Vía: actualidadganadera