Un estudio realizado por la científica, Soraya Pelaz en el Centro de Investigación en Agrigenómica (CRAG), revela el papel crucial que juegan los genes tempranillo(TEM) en la protección de las plantas ante el aumento de salinidad del suelo, uno de los mayores factores limitantes para la producción de cultivos. Este descubrimiento ofrece nuevas estrategias para desarrollar variedades de plantas con mayor resiliencia climática.
Juntamente con el uso prolongado de fertilizantes en la agricultura intensiva, el aumento de la evaporación del agua del suelo causado por el calentamiento global está llevando no solo a una menor disponibilidad de agua, sino también al incremento de las concentraciones de sales. Hoy en día, alrededor del 20% de las tierras cultivadas están afectadas por la salinización, pero este porcentaje irá aumentando debido a la crisis climática que provocan las olas de calor y sequía.
“En nuestro laboratorio investigamos los genes que regulan diferentes etapas del desarrollo de las plantas, particularmente la floración. En estudios previos con la planta modelo Arabidopsis thaliana descubrimos que las plantas con un contenido reducido de estos factores florecen más temprano, de aquí el nombre de los genes. Sorprendentemente, tras analizar plantas con exceso, vimos que, además de cambios en el proceso de floración, también había alteraciones relacionadas con la respuesta a salinidad, de modo que decidimos investigar más a fondo el papel de los genes TEM en el crecimiento adaptativo”, explica Pelaz.
Para descubrir cómo los genes TEM regulan el crecimiento de las plantas en condiciones de salinidad, el equipo ha analizado plantas mutantes de Arabidopsis con exceso y déficit de TEM crecidas en suelos salinos. En altas concentraciones de sal, las plantas normales florecen más tarde y casi no producen semillas, pero el estudio constata que las plantas mutantes con déficit de TEM florecen antes llegando así a producir semillas, por lo que su ciclo de vida más corto les permite huir del bloqueo del crecimiento provocado por la sal.
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Es sabido que la salinidad representa una grave amenaza para la agricultura porque bloquea el crecimiento de las plantas, y en altas concentraciones puede provocar la muerte de los cultivos antes de que lleguen a dar frutos y semillas. Por lo tanto, la elucidación de los mecanismos implicados en la respuesta al estrés salino es de gran importancia para el futuro de la agricultura, ya que estos hallazgos pueden servir como base para desarrollar cultivos con mayor tolerancia al cambio climático mediante herramientas biotecnológicas o seleccionando variedades mejor adaptadas entre las ya existentes.
Vía: mundoagropecuario.com